16/9/07

Jugar contigo...

No sé si leerás esto... quizá algún día te topes con este blog, quizá, sospecho, ya lo encontraste... así que este post va por tí.

Me gusta jugar contigo, me gusta verte venir hacia mí con la lujuria escrita en tus ojos, me gustan tus besos furtivos y húmedos, me gusta sentir tu nariz olfateando mi cuello porque sabes que el olor que te llegará te encanta, me gusta verte mirándome de arriba abajo y escuchar cómo invariablemente, te gusta lo que ves.

Me gusta dormir contigo como si fueras mi hermano, siempre lo has sido en sentido figurado, me gusta dormir contigo como si fueras mi amiga y más aún ahora que sabes que me gustaría tener UNA, me gusta dormir contigo abrazada y contarte lo que me preocupa, y me gusta sentarme en tus rodillas, que me hagas el hueco para que pueda acomodarme y sentir tu calor, y acoplarnos por completo, y notar tu aliento en mi nuca y tu lengua traviesa recorriendo mi cuello...

... me gusta cuando por sorpresa esperada por tantas veces haberse repetido, no aguantas más tu deseo y te pones sobre mí, y me llenas con tus besos y me eclipsas con tu cuerpo, me gusta sentir tus ojos acariciando mis labios y tus dedos enredando mi pelo.

Me gusta cuando, de pronto, te pones bruto, cuando me das la vuelta y yo, golosa, arqueo mi espalda y te ofrezco mi culo porque sé que te deleitas en verlo, en desearlo y tus dedos juegan recorriendo mi piel y mi carne y tu aliento estremece mi espalda y nos vemos reflejados en el espejo así, tú tras de mí, rodeándome con tu brazo, mostrando toda tu fuerza, besándome con toda tu ternura, invadiéndome mientras clavo las uñas en la almohada, penetrando hacia mis recónditos secretos que serán tuyos...

Me gusta cuando me miras y en tu mirada azul se condensa todo tu deseo, cuando te lanzas a mordisquear y chupar mis pezones y explorar con tu lengua en las profundidades cavernosas de mi ser, cuando me pides que te dedique mis afectos y mis mimos y te mire con cara de golosa lascivia al mismo tiempo, y no puedes reprimir tus deseos de tocarme al mismo tiempo.

Me gusta cuando te veo disfrutar al verme sentada sobre tí, porque sabes que me gusta tanto dominarte y que me domines, sabes que me gusta tanto entregarme como sierva y cabalgarte como amazona, arquearme hacia atras apretando los puños y gemir como una loca, te encanta sentir cómo me convulsiono, cómo me muevo adelante y atrás, cómo muevo mi culo para que puedas llegar hasta el fondo, cómo te invito a explorarlo también, cómo me gusta tenerte dentro a la vez que juegas con tus dedos o mis juguetes distrayendo mi atención hacia otros parajes hasta que exploto.

Sabes que me encanta hacerte el amor, y follarte y me encanta que tú me folles y me hagas el amor, que me encanta follarte como una puta y entragarme a tus brazos al final del delirio como una niña, que me encanta hacer realidad tus fantasías y las mías, contarnos nuestros secretos más profundos.

Sabes que me encanta estar junto a tí, tenerte dentro de mí...

Las uñas de esta gata...

Las uñas de esta gata arañan con furia. Si la provocas te mira intensamente. Si no reaccionas a su advertencia e insistes en conseguir algo que ella no quiere darte tiene dos opciones y siempre optará por una de ellas.

Está la retirada, en un principio lenta, sin apartarte su mirada desafiante, después, camina marcha atrás, con su elegancia característica, acompasando perfectamente sus pasos y al primer descuido de tu mirada se escabulle y desaparece en cualquier rincón oscuro.

O bien, si se siente demasiado amenazada y no ve escapatoria, puede optar por el ataque. No la mires demasiado a los ojos, no intentes juguetear con ella, ni se te ocurra acariciarle las orejas puntiagudas... acecha el momento preciso y te lanza su zarpa, te clava las uñas y mientras la punzada de dolor te distrae sale corriendo, da un salto y desaparece.

Bien, tras esta pequeña charla sobre usos y maneras gatunos me encuentro en mi habitación, solita, solita en mi casa. Se me pasó por la cabeza ver cuán parecidos somos los humanos en algunos aspectos a los animales. Algunos humanos somos realmente animales bajo nuestra piel.

Corderitos sumisos... lobos solitarios... gatos independientes... zorros astutos... perros fieles... podría seguir, la lista es larga.

Tampoco creo que seamos cada uno uno solo, a veces nos disfrazamos, adoptamos otro papel, o simplemente no nos gusta cómo somos y tratamos de ocultarnos o defendernos bajo otra piel. Los corderitos que se disfrazan de lobo feroz para intentar aparentar ser "duros", los lobos que se disfrazan de corderito para desarmar a su pieza y atacar en el momento en el que ésta baja la guardia..., los gatos que presumen de su independencia pero no pueden vivir alejados de su am@, los ratoncitos asustadizos que de pronto se convierten en zorros astutos ante nuestros impávidos ojos..., o el que presume de astucia para intentar asombrarnos y colocarnos encima del plato que ansioso desea degustar.

¿De qué tipo eres tú?

Lo cierto es que es en la noche y en la cama cuando mejor salen nuestros instintos animales aunque algunos sujetos los muestran durante todo el día. Que hable a veces en masculino y otras en femenino es independiente pues al igual que hay animales macho y hembra de todo tipo, en nuestro "reino humano" particular tenemos gatos y gatas, zorros y zorras, perros y perras, lobos y lobas... ¿y porqué será que no es lo mismo ser un zorro que una zorra? ¿porqué en femenino siempre suena peor?

A mí me gusta ser una gata a veces, asomarme a mirar discretamente, hacer alguna travesura y luego escabullirme, dejarme acariciar un rato y luego saltar de tu regazo tan pronto como cualquier otro estímulo capte mi interés.

A veces me gustaría ser una zorra, astuta para engañarte, para vengarme por los engaños sufridos en el pasado, para no dejarme pisotear, engañarte con trucos y cantos de sirena, atraerte hacia mí y devorarte... y después... dejarte.

A veces me gusta ser una perra, fiel y sumisa, esperando que me des mi premio por obedecer tus órdenes aunque en realidad, creo que me gusta más ser yo quien las dé.

Pero a fin de cuentas, aunque cada uno juguemos a ser quienes no somos, siempre está nuestro instinto más profundo, nuestra esencia dominante que nos obliga a ser cómo somos y a mí, por encima de todo, me encanta maullar en tu oído, ronronear a tu alrededor, y sacarte las uñas, que arañan de verdad, si invades mi territorio, si pretendes ir más allá del límite que yo te he marcado.

¿Quieres jugar?
Google

Seguidores