14/7/08

DOLOR vs PLACER

Hoy he decidido retomar este blog y darle un vuelco. Dejando atrás aquellos relatos más o menos intensos que en mayor o menor medida han gustado, hoy quiero empezar a hablar de Ariadna, de mi Alter Ego, quién posiblemente soy de verdad, esa piel que sale cuando las escamas superficiales caen y que tan poca gente realmente conoce.

Hoy estaba en la ducha, frotándome los pies hasta sacarles lustre y parece que cuando esas escamas iban cayendo llegó el travieso hada de la inspiración. Dejo el género pseudo-literario por tanto, a un lado, y me enfango hasta las cejas en algo similar al ensayo -o divagación-.

¿Porqué he titulado mi entrada de hoy así? ¿Qué significa el dolor en nuestra vida y qué oscura y siniestra relación guarda con el placer?

Últimamente he retomado mi antigua curiosidad por los estados de vida alternativos, el BDSM (Bondage-Disciplina-Dominación/Sumisión-Sado Masoquismo). No pretendo aquí extenderme documentándoos porque para eso existe Wikipedia y trataré de no alejarme del hilo conductor que pretendía seguir.

¿Cuál es la relación entre el dolor y el placer? ¿cómo vivimos el dolor y cómo vivimos el placer en nuestras vidas? Sin duda, hay tantas maneras de vivir ambos como personas en el vasto mundo pero a mí no deja de sorprenderme que en esta cultura hedonista hacia la que tendemos, este movimiento paralelo a la sexualidad convencional y en gran medida ligado al dolor -o al placer a través de éste- tenga cada día más adeptos, y es más, cuántas más personas me hablan de ello, más veces oigo la siguiente afirmación: “Cuándo lo pruebas, (cuando te sumerges en este mundo, interpreto yo) nunca más quieres volver al sexo convencional”.

Mi experiencia en estas prácticas es muy limitada como para emitir ningún juicio de valor y quién soy yo de todos modos para juzgar nada. En cualquier caso vuelvo a los protagonistas de esta historia: El Placer y el Dolor.

Una persona Masoquista llega al placer a través del dolor pero yo iría más lejos. Yo lo veo como una manera de autodisciplina, estoicismo, una manera de aprender a dominarse a sí mismo, alcanzar los propios límites, contener las emociones y el placer hasta el límite y volver a empezar. Una especie de tortura bárbara sí pero la tan aclamada sexualidad tántrica no difiere tanto de esta manera de alcanzar el placer.

Al mismo tiempo quizá no hago bien en llamarlo masoquismo porque el masoquista, a mi entender, disfruta haciéndose daño, infligiéndose o haciendo que otro le proporcione dolor físico en proporciones que para muchas personas fuera de este mundo rozarían la demencia.

Veámoslo desde otro punto de vista. Una de las principales técnicas de auto relajación que yo conocí consistía en lo siguiente:

Empieza por una mano, aprieta el puño tan fuerte como puedas y nota la tensión en todo tu brazo hasta que no puedas más. Aguanta unos segundos o tanto como puedas en esta pose y después afloja el puño y siente cómo al volver la sangre a circular por tus venas tu puño, tu muñeca, tu antebrazo experimentan una inmensa sensación de placer. ¡Pruébalo! Si esta sensación te agrada repite el proceso con cada una de tus extremidades, cada músculo, prueba a sentir la tensión y después aflojar. Es la misma sensación que sientes cuando tras dos horas aguantándote por fin consigues ir al baño. ¿Quién no ha sentido esto alguna vez?

Y quizá pienses: ¡Claro! Pero hay una diferencia abismal entre aguantarte hasta reventar y que te pongan el culo morado, que te pellizquen un pezón con una pinza de la ropa o te den una bofetada por poner ejemplos que las prácticas más “Light” en este micro-universo. Ninguna práctica, ningún nivel es mejor que otro, nadie es más fuerte o más débil por aguantar más o menos dolor, cada cual ha de experimentar sus límites y tratar de superarlos sabiendo siempre que habrá un punto que ya no podrá sobrepasar.

Yo tengo muy claro el tipo e intensidad de dolor que puedo soportar, el que me excita y el que me sobrepasa. Yo me reconozco una persona narcisista y ligeramente egocéntrica, quizá muy egocéntrica y para mí, experimentar cierta cantidad de dolor es una manera de ensalzar mi capacidad humana de llegar a lo más bajo y después volver a subir a lo más alto. Quizá un poco como aquel cuento del infierno y el cielo que nos contaban nuestras abuelitas y aquel estado intermedio llamado Purgatorio pleno de almas suplicantes y aterradas dispuestas a quemarse a lo bonzo (quizá esta no es la mejor comparación, de hecho no lo es pero me resultó graciosa) para escapar a las llamas del abismo.

¿Qué es para ti el dolor?¿qué sientes si te dan un pellizco?¿Te sientes humillad@ o por el contrario sabes que tienes la suficiente autoestima y seguridad en ti mism@ como para disfrutar de las sensaciones que puedes llegar a alcanzar? Tampoco significa que una persona segura de sí misma tenga que hacer nada que no le gusta si éste mundo realmente no le llama. Ni siquiera yo estoy segura de hasta qué punto mi curiosidad me arrastrará a mí.

No quiero alargarme más por hoy, voy a dedicarme a mi momento hedonista del día y pintarme las uñas. Puede que mañana me levante deseando sentir un intenso dolor, quizá no tan intenso sino el justo para llegar y atravesar ligeramente ese umbral, para poder volver a apreciar de nuevo el placer de la serenidad y de la relajación y sentirme más fuerte que nunca. A veces, casi siempre, es esta la sensación que me embarga cuando por fin experimento el placer de descargar toda la tensión sexual que me han hecho acumular durante horas.

Siéntete libre, querid@ lector, de enviarme tus comentarios.

11/4/08

Convalecencia....

Aquella noche finalmente decidí quedarme en casa. Tú me dijiste que te encontrabas mal y yo también tenía ganas de descansar.

Sólo estaba una de mis compañeras de piso en Madrid y se había ido a un concierto… quería disfrutar de mi tiempo en soledad y me puse a escribir una historia parecida a ésta para ti, para hacerte más amena la convalecencia…

En ese momento te vi entrar en el Messenger y al poco una ventanita brillaba con tu nombre:

- Woooola!

- Qué tal estás?

- Más o menos… esto duele….

- Pobreeee…

- No sé qué podría hacer para que te sintieras mejor

- Lamento no poder quedar finalmente

- No pasa nada. Otra vez será…

- A propósito… no me debías algo?
- Si?? No recuerdo bien…

Efectivamente…. No recordaba que te había prometido enviarte una foto… digamos, sugerente a cambio.

Busqué entre mis archivos… soy una mujer de palabra… no encontraba nada interesante así que tiré de WebCam. Una pose sugerente… un disparo… varios… elegí la que más me gustó, busqué un ángulo interesante y te la envié.

Lástima que no pudiéramos quedar finalmente…. Espero que sea pronto te dije mientras mis dedos iban deslizándose por mi hombro en un modo semiconsciente… jugueteando con mi tirante… el mismo tirante que veías en la foto…. El mismo que seguro quisieras estar deslizando ahora mismo…

Mis dedos índice y medio seguían jugueteando delicadamente con el tirante, bajándolo y subiéndolo,… acariciando la suave piel de mis hombros que apenas cubría. Mi imaginación, terrible arma arrojadiza a veces se imaginaba un cubito de hielo en lugar del tirante y tus dedos en lugar de los míos…. Deslizándose a escasos milímetros de la piel de mi cuello… provocándome un escalofrío instantáneo que recorría mi columna irradiándose por todos mis nervios.

Inmóvil pero relajada…. Seguía imaginando…. El hielo había pasado de tus dedos a tus labios y tus dedos retomaban el delgado tirante de aquella breve camiseta que llegaba apenas a cubrir la mitad de mis muslos… mis glúteos redondos y duros que no tardaras quizá en descubrir y apreciar…
Tu boca, con el hielo entre los dientes recorría mi piel provocándome mil suspiros… tus dedos se hundieron en mis cabellos y tú dejaste escapar el hielo de tu boca para recorrer mi cuello con tus labios fríos y frescos…. Yo estaba a punto de perder la razón…

Me escribías y te escribía en la pantalla pero yo estaba en otro mundo… imaginando todas y cada una de las sensaciones que ahora te relato con tanta fidelidad como soy capaz… rebuscando las palabras más precisas en mi mente…

Tus dedos revolvían mis cabellos y los apartaban para despejar mi nuca…. No lo sabías aún pero no podías imaginarte que en mi nuca hay un punto que comunica directamente ambos extremos de mi columna…. Me hiciste dar un respingo… nuestra conversación se tornaba más caliente a su vez…. Mis piernas no podían sino entreabrirse pues no podían soportar las oleadas de calor que me estaban sacudiendo….

Una de tus manos abandonó suavemente mis cabellos para recorrer con el extremo del dedo índice la silueta de mi brazo… bajar… subir… bajar por mi escote y encontrar nuevas sendas a explorar….

Tu dedo seguía bajando, insoportablemente lento pero constante, firme, sin pausa…. Yo me derretía… el pezón que habías visto en la foto, a través de la tela, estaba duro, ambos… mis pechos turgentes esperaban una caricia que se prometía pero no acababa de llegar, sedientos de tus dedos parecían más firmes que nunca… intentando precipitar una ligera caricia… sabías que con simplemente acercar la yema de tus dedos a su contorno harías que me estremeciera nuevamente de la cabeza a los pies… tus movimientos controlados, precisos, mis labios entreabiertos, mis ojos cerrados, mi cuello girando suavemente dejándose llevar por tus dedos que me masajeaban ahora los hombros con destreza….

Una leve sonrisa y un giro suave de mi cuello para mirarte a los ojos… bastó una mirada… incendiaria…. Para hacer que tu cuerpo se acercara más al mío… para sentirte pegado a mi espalda… para que tus brazos me rodearan por completo y me hicieran sentir así… rodeada… deseada…. Entregada….

Eché mi espalda, arqueada, hacia atrás… tanto como pude…. Mis labios seguían entreabiertos y mi mirada esta vez era una provocación premeditada…. Deseaba posar mis labios sobre los tuyos…. Sentir como la suave piel de tus labios se deslizaba sobre los míos… sentirlos apenas a 2 milímetros y sentir tu aliento sobre mi boca… sentir tus cálidos susurros en mi oído y tus manos que ahora se apoyaban en mis caderas…. ¿cómo habían llegado hasta allí?

Ahora ya era totalmente imposible intentar juntar mis piernas…. El infierno se alojaba entre ellas… tu boca devoraba mis hombros…. Degustaba la piel fina y salada de mis brazos… tus manos habían subido y ahora tus dedos hacían suaves caricias entorno a mi ombligo…

En mi semiconsciencia con mi imaginación únicamente y al borde del delirio de los sentidos… imaginé tomar una de tus manos y me llevé tus dedos a mi boca, deleitándome en saborear cada micra de su piel…. Morder suavemente tus uñas y mirarte a los ojos con un deseo incontenible que sabía iba a inflamar tu deseo…

Me tomaste de la mano y delicadamente me condujiste a la cama… no hacía falta andar mucho… estaba justo detrás…

Con un firme gesto me obligaste a sentarme y después tumbarme en ella. Entre uno y otro me quitaste hábilmente la corta camiseta y me contemplaste en mi desnudez cubierta sólo por unas finas braguitas de raso negro…. Me contemplabas con una sonrisa en los labios mientras te inclinabas sobre mí…. Suavemente retiraste la única prenda que aún conservaba puesta y sin dejar de mirarme te inclinaste sobre mí dejando tu aliento cálido sobre mi pubis…

Levanté todo mi torso arqueando mi espalda hacia atrás, dejando el peso de mis hombros sobre mis manos tras de mí y abriendo las piernas para acoger tu cabeza… tu lengua iba frenéticamente trazando círculos en torno a mi ombligo y las ondas concéntricas que irradiaban mil sensaciones a todo mi cuerpo llegaban hasta el escaso vello rubio que lo cubría.

Tus manos recorrían mis contornos mientras tu lengua hacía lo propio con mis labios… en busca del botón mágico… con tu lengua, tu boca, succionabas mis fluídos y esta vez era yo quien te acariciaba y ensortijaba el pelo…

NO podía más… estoy a punto de perder la conciencia…. Mi sexo late… febril… te quiero dentro de mi, quiero que me poseas, quiero entregarme en cuerpo y alma a tu deseo… y al mío… acaricio todo tu cuerpo, te reclamo, me pego a ti tanto como puedo… un simple roce de tus dedos me harían estallar y lo sabes… por eso te contienes y me das la vuelta… te tumbas sobre mí y me siento presa de todo tu peso, de tu presión que late en mi espalda, noto tu aliento en mi nuca y las suaves palabras que depositas en mi oído en una oleada de calor… la oleada de calor de pronto me desgarra… me empuja,… junto las piernas para aprisionarte cuando por fin tras interminables segundos entras dentro de mí, increíblemente despacio, haciéndome sentir cada milímetro, abriéndote paso… no puedo ahogar un grito cuando al fin te siento invadirme por completo…. Gimes al sentir la presión de mis músculos y poco a poco e in crescendo vas aumentando el ritmo, a pequeños empujoncitos de cuando en cuando, sin preaviso… que me hacen ver al tiempo las estrellas y el mismísimo cielo…

Cuando el ritmo es lo suficientemente rápido me levantas las caderas obligándome a ponerme a cuatro patas y te paras a mirarme… sabía que te gustaría… sé que me deseas completamente….

Quiero más…. Te susurro…. Fóllame bien te digo un poco más alto, entre los gemidos que nos provocamos…. Deseo sentir la cumbre y deseo sentir como llegas a ella conmigo fundidos en uno…..

Nunca en mucho tiempo me sentí tan deseada, tan salvaje, tan sexy, tan desatada…. Mientras seguía oyendo tus gemidos, tus embestidas…. Yo ya no gritaba…. La sensación era tan intensa que trataba de exprimirla al máximo, elaborar un rinconcito en algún lugar de mi mente para dejar esa sensación allí y poder retomarla a mi antojo… quizá cuando este relato no fuera ya sólo obra de mi imaginación…

Tus manos recorrían mi trasero y tus dientes jugueteaban con el lóbulo de mi oreja izquierda mientras me susurrabas en ella palabras que me acercaban al extasis….

Finalmente cuando sentiste que no podía ser presa de mayor excitación y cuando mi climax se dejaba sentir lanzaste un grito y supe que todo tu deseo se vertía en mi interior... haciéndose uno con el mío…

Tu lado salvaje dejó paso nuevamente al tierno y suavemente te recostaste a mi lado cuando me derrumbé acariciándonos hasta que el deseo volviera nuevamente a tocar a nuestra puerta… quizá no tardaría mucho.

6/4/08

Primero tú... ahora yo... (relato compartido)

Hace tiempo que no publico nada... espero que os guste. La primera parte fue un regalo... la segunda... mi réplica.


(Primero tú...)

Llegas a la entrada de la dirección que te dí con una mezcla de excitación e inseguridad que hace que se te encoja el estomago.
Es la primera vez que nos encontramos y no estas segura de si será como esperas. La puerta está abierta y entras. La luz es suave, tenue, apenas te da para ver el mueble de la entrada donde dejas tu bolso y tras atravesar un corto pasillo te dirijes a la única puerta que ves abierta. Entras en una habitación que está levemente iluminada donde puedes ver una gran cama que casi la ocupa por completo.
Una mesilla y varias velas repartidas por la habitación es todo lo que ves. Te extrañas pues esperabas verme alli.

- ¿Hola? ¿Dónde est...-
- ...aqui... -

te interrumpes al sentir mis manos sujetarte por la cintura, el corazón se te desboca en el pecho y te giras para enfrentarte a mi, con una replica en los labios. Al quedarte frente a mi sientes como te atraigo mas a mi cuerpo, sientes tus pechos pegados a mi torso desnudo, el calor que despide mi cuerpo .

- Eres un idiota... casi me mat.. -

Esta vez son mis labios en los tuyos los que acallan tus quejas. Sientes mi lengua recorrerlos e inconscientemente entreabres la boca para que tu lengua se junte con la mia. Mis manos recorren tu espalda y mi boca se desliza hasta tu cuello. Eso hace que se te erize la piel y que cualquier reproche se pierda en tu involuntario gemido.

Me incorporo y entonces te das cuenta de que llevo vendados los ojos.

- ¿ Pero qué haces ? -

tu tono ahora es divertido, curioso. Yo sonrio y te pongo un dedo en los labios y tú pasas levemente tu lengua por él.

Sin verte recorro tu cara con mis manos, acaricio tu cuello y tú, desde la ventaja que te da tu ilimitada visión, acaricias mi torso y mis hombros mientras notas como mis manos desabrochan despacio los botones de tu blusa. Dejo caer la prenda al suelo y ahora me coloco detrás de ti, acariciando tu vientre y besando tus hombros, haciendo que las tiras del sujetador caigan por tus brazos con mis labios.
Mis manos se deslizan para desabrochar el pantalón y mi boca te susurra despacio en la oreja.

- quiero sentirte asi.. sin verte... relajate... -

Con un rapido movimiento te quito el sujetador, quedando tus pechos al aire, tus pezones erizados por la creciente excitación.

Me agacho y te quito los zapatos, desde detrás de ti te bajo el pantalón y me giro acariciandote las piernas. Te llevo hasta la cama y te tumbo en ella.
Comienzo a acariciarte la cara tan sólo con la yema de mis dedos, bajo por tu cuello, recorro tus hombros, explorando, reconociendo.

Cuando mis manos se acercan a tus pechos sientes mis labios recorrer el mismo camino que han hecho antes mis manos, cuando mis dedos llegan a tus pezones mis labios se cierran sobre tu cuello y mi lengua lo recorre. Gimes de excitacion y te retuerces debajo de mi. Tus manos se aferran a mi espalda y la recorres con las uñas. Bajas las manos hasta mi pantalon y lo comienzas a desabrochar, pero antes de que vayas más allá me he alejado de ti y vuelvo a explorar tu piel con mis manos y mis labios.

Recorro la circunferencia de tu ombligo con la lengua mientras mis manos acarician tus caderas y juegan con las tiras del tanga.

Por fin las deslizo hacia abajo, tu me ayudas arquendo el cuerpo para librarte del ultimo vestigio de ropa que te queda.

Lo dejo caer a un lado y ahora es la boca la que toma la iniciativa. Recorro la parte interna de tus muslos, besandola, haciendo circulos cada vez más cercanos. Puedo sentir tu mirada y tu creciente excitación por tus gemidos y tu respiración.
Mueves las caderas cuando recorro tus inlges, cerca de tu sexo pero aún sin tocarlo, beso tu monte de venus, dejo mi boca cerca de tu sexo, haciendo que sientas mi aliento, disfrutando de tu olor, sintiendo el calor que despides. Y entonces lo hago, comienzo a lamer tu sexo, los labios externos se abren para facilitarme el acceso a la vagina y mi lengua se dedica a la busqueda de tu clítoris. Cuando lo encuentro das un respingo. Tus manos se cierran sobre mi pelo y me atraes aún más a ti. Mis manos acarician tu vientre, tus pechos, mientras mi lengua se dedica a torturarte. Siento como todo tu cuerpo se tensa, aumento el ritmo y comienzas a tener un orgasmo. Tu cuerpo se contrae y se relaja con pequeños espasmos. Gritas de placer derramándote en mis labios, sientes mi gemido de lujuria en tu interior.

Me quedo unos momentos más con la boca en tu sexo, dandole pequeños besos mientras recuperas la calma. Subo acariciandote y me recuesto a tu lado, sonriendo.

Tu me miras y me besas una vez más y cuando haces ademán de quitarme la venda te dentengo.

- No.. aún no... -

Volvemos a besarnos.

Ries divertida..

- Ahora me toca a mi - me dices con sonrisa pícara...


(Ahora yo...)

Tú aún con la venda en tus ojos te tumbas boca abajo siguiendo mis instrucciones. Te pido con voz suave que te relajes y me siento sobre ti a horcajadas, a la altura de tu cintura. He encontrado un bote de aceite en el baño y tomo una generosa cantidad con mis manos, calentándolo con mi aliento y lo extiendo por tus hombros, por tu espalda....sientes la firmeza y la suavidad de mis manos deslizándose y dejas escapar un profundo suspiro... relajas tu cabeza sobre la almohada, tus brazos cruzados por debajo de ésta y me dejas hacer... mis dedos se deslizan siguiendo las líneas de los músculos de tu espalda, de vez en cuando siguiendo con la ligereza de un soplo la línea que marcan tus omoplatos, tus costillas, tu columna... no soy masajista pero algo he aprendido por ahí... sé como arrancarte suspiros de placer, cómo hacer que te relajes, cómo hacer que tengas ganas de darte la vuelta y rodearme con tus brazos pero no te dejaré... aún no.

Trabajo en tus costados, te hago cosquillas y te ríes, trazo circulitos con mis dedos y después soplo sobre ellos y te provoco un escalofrío. Puedo ver claramente cómo se eriza el vello de tu nuca desde mi posición... y de pronto paro, me quedo quieta unos instantes, juego a desconcertarte, veo cómo arqueas una ceja y tratas de girar la cabeza y apartar la venda de tus ojos para curiosear lo que hago pero no te dejo, te acaricio el pelo con suavidad pero también firmeza para que no puedas girarte más y te sonrío.

Te estoy preparando una sorpresa, pensando cómo hacer...... las caricias recomienzan pero esta vez sientes mis dedos en la parte trasera de tus muslos, en tus corvas... tengo la espalda totalmente arqueada hacia atrás, manteniendo el equilibrio en una postura casi imposible. Ahora sí giras la cabeza, preguntándote cómo es posible que desde donde estoy sentada aún sobre tu cintura y casi sobre tus gluteos pueda estar acariciando tus tobillos y las plantas de tus pies. Me ves con las rodillas apoyadas a ambos lados de la cama y recostada hacia atrás, sin apoyarme del todo, ves los músculos de mis piernas y de mi vientre totalmente tensos, sosteniendo todo el peso de mi cuerpo, divisas mis pechos firmes y mis pezones arrogantes enfrentándose al techo de la habitación. Te dejo contemplarme, sé que me deseas tanto como yo a tí, me gusta que me observes desnuda y me desees... sientes el calor de mi cuerpo justo en la confluencia del final de tu espalda, tu cintura, tu trasero, sientes la humedad y sé que no puedes más pero te hago sufrir aún un poco más, tumbado boca abajo con tu deseo deseando expresarse libre... vuelvo a subir despacio, sin usar las manos que utilizo para acariciarte en mi viaje de vuelta hasta que recupero la verticalidad sonriéndote y retomo mis caricias por tu espalda... te haré esperar un poquito más aún... te haré desearme con locura hasta que el único pensamiento que pulule en tu cerebro sea poseerme, hacerme tuya, entregarte a mí, te miro, sonrío y me muerdo el labio inferior y me tumbo sobre tu espalda impregnándome del aceite que antes extendí por ella y de tu olor y de tu deseo que es también el mío.

Me levanto ligeramente y me aparto a un lado para permitirte darte la vuelta aún con la venda en tus ojos y veo tu excitación en su máximo grado. Deseo saborear y oler y tocar... sigo con mi masaje improvisado, esta vez sobre tus pectorales. Te beso suavemente los labios pero rehúyo un beso más profundo. Te he vuelto a colocar bien la venda de los ojos y jugueteo con tu boca. Paso mi lengua por tus labios pero cuando los abres y tu lengua asoma me aparto y beso el lóbulo de tu oreja. Te veo sonreír y me encanta, mientras he empezado a frotarme contra tí.

Suavemente al principio... con intensidad in crescendo y parando de nuevo para controlar a mi gusto tu excitación y la mía... podría hacer que esto durara horas y el juego fuera más excitante aún que el ansiado orgasmo final que sabes, a estas alturas, será algo grandioso.

Finalmente me permito bajar y juguetear con mi lengua en tu glande, arrancándote un suspiro al tiempo que una descarga en tu columna... me gusta causarte sensaciones tan intensas con tan poco. ¿cómo será cuando te tenga dentro de mi? La verdad, creo que no podría esperar mucho más... bajo mi lengua por toda la longitud de tu miembro y te miro aunque sé que tú no puedes verlo, lo sientes, estás entregado a tu placer y aunque sabes que podrías terminar ahí mismo, que te gustaría que fuera mi boca la que arrancara un grito de placer y toda la fuerza de tu deseo prefieres sentirme.

Hace horas, días, que imaginas cómo sería estar unidos totalmente, estar dentro de mi, como hace horas y días que yo deseo sentirte dentro. No quiero esperar más, llevo mi dedo índice a tus labios mientras sigo acariciándote suavemente con los míos. Te estremeces adivinando lo que está por llegar, con tu dedo húmedo separo mis labios y me dejo caer sobre tí, con suavidad... no hace falta ningún esfuerzo. Se diría que estás hecho a mi medida y yo me muevo poco a poco, subo, bajo, me froto contra tí, acelero el ritmo y cuando siento que te aceleras tú yo freno... sabes que estás en mis manos y te dejas llevar.

No puedo evitar gemir, no me importan los vecinos, hace tiempo que me he olvidado de todo el mundo fuera de las paredes de tu habitación.... me abandono al placer y te siento crecer, te siento duro y firme y siento que el final está cerca... tus manos han llegado a mis caderas y como si de intuición se tratase, acarician mis gluteos duros, los separan, juegan con ellos. Me froto contra tí y me oyes gemir, ya son casi gritos tuyos y míos los que se mezclan en el silencio de la habitación y de pronto sé que he tocado el cielo con los dedos, mi pecho se desploma sobre el tuyo, siento cómo me llenas y siento cómo te inundo con nuestros respectivos fluídos y me abrazas con fuerza...

...Quisiera venir a verte para disfrutarlo cada noche, colarme en tus sueños y dejar que tú puebles los míos...
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