27/9/09

El hilo en mis manos....

El hilo de AriaDna, ese hilo dorado y mitológico que sacó a Teseo de la cueva tras librar su "heróica" lucha con el feroz Minotauro, ese hilo que enamorada le entregó para salvarle sigue enredado en mis manos.

Intento desatar el nudo pero cada caricia, cada abrazo, cada hora de entrega y delirio vuelve a anudarse, a enredarse y es a la vez sedante, veneno y antídoto.

El hilo me sujeta las manos, los pies, se me enreda entre las piernas, y me siento más que nunca abandonada en esa isla buscando un dios Baco al que entregarme sin deseos realmente de hacerlo, quizá sólo por despecho.... no quiero despecho, no quiero amantes en los que saciar la sed que sólo una fuente puede aliviar... No deseo liberar los demonios entre brazos y piernas enredados si no son esos brazos y esas piernas y al mismo tiempo sé que la locura a veces me atenaza, esa locura en la que disfruto, gozo, espero, sublimo...

Mi Teseo se va y de cuando en cuando vuelve y reposa a mi lado, y me recorre, y bebe y come de mí, me devora, me extingue, me enciende de nuevo.... por cada nudo que deshace crea otros dos y así me paso los días como Penélope, tejiendo un traje que desharé cada noche por no terminar nunca.

No me compadezcas, no soy una víctima, sólo siento, vivo, sufro, gozo, anhelo... como cualquier mortal... y descansar en los brazos de Baco de cuando en cuando tampoco me parece tan terrible.

Pobre Baco cada vez que ve tus naves acercándose de nuevo, esos ojos verdes que me pierden, esa mirada que atraviesa mii aliento...

¿Qué ocurrirá cuando al hilo no le quede otro nudo por deshacer?

19/9/09

Caminar sola...

No, no se trata de salir a dar un paseo en soledad aunque a veces lo agradezco. Otras veces me resulta más agradable tener alguien a mi lado con quien charlar. Recuerdo un amigo que tuve al poco tiempo de instalarme en Madrid, que fue mi amigo durante años, que a veces me daba caña y otras sabía cuando permanecer en silencio escuchando los gritos que salían de mi corazón... no he vuelto a verle.

Él caminaba a mi lado en los dos sentidos, en el literal, en los largos paseos que dábamos por la ciudad, y en el metafórico, viéndome caer y levantarme una y otra vez. Cuando él cayó no supe ayudarle a levantarse y aún me duele.

Ahora sé que debo volver a caminar sola de nuevo, no, no pongo un anuncio buscando quién me acompañe en mis paseos, a veces éstos se reducen a llegar hasta Goya y volver, o simplemente volver andando desde allí, apenas una hora, a veces más deprisa, intentando quemar la adrenalina que me sulfura y me trastorna, a veces más tranquila, a veces con parada en terraza a descansar y leer un rato pero las terrazas ya se retiran, se acaba el verano.

Este verano ha sido duro para mí, lleno de confusión, de contradicciones, de lágrimas, de mimos, de furias, de sosiego en algunas, escasas ocasiones, de espinas clavadas... sé que ahora tendré que coger el betadine y las pinzas e ir arrancándome una tras otra, con cuidado pero con firmeza, apretar los dientes, apretar los puños, contener las lágrimas y sacarlas una tras otra.

Siento un lastre en el corazón, no sé si serán esas espinas, no sé si seré yo misma quién se ha prefabricado el fardo que siento a la espalda pero me siento cansada, necesito liberarme de él. Al fin y al cabo, ¿qué hay en él?¿son realmente cosas imprescindibles las que me pesan?

Soy una pequeña maniática, me gusta que las personas que tengo a mi lado sean personas que de verdad signifiquen algo y cada vez más siento que estoy rodeada de personas que no me aportan nada y las tolero, porque no tengo opción, o me libero de ellas y vuelvo a caminar sola, pero en ocasiones.... la soledad también pesa, y en ocasiones la necesito y me refugio tanto en ella que me da miedo salir después.

Alguien me dijo que soy una superviviente nata. ¿superviviente?¿a qué sobrevivo?

No quiero sobrevivir, quiero vivir, quiero aprovechar cada grano de arena que se me escapa entre las manos, quiero reír, quiero disfrutar... algún día no estaré y no tendré más oportunidad.

Disculpad este pequeño sinsentido de hoy.... hoy mis manos escriben por mí y fluyen a su capricho... mañana será otro día.

12/9/09

De cómo decir "NO" y no sentirse culpable... Miedo (II)

Hace un par de días volvía de tomar un café con un amigo, me bajé del metro una parada antes por caminar un ratito y llegando ya a mi barrio, un chaval me preguntó por una dirección. Como me preguntó con mucha educación, le indiqué detalladamente como llegar aunque mi intención tampoco era hacer amigos -ni mucho menos ligar-, ni borde ni excesivamente simpática... bien, hasta aquí, nada raro, supongo que le expliqué como a mí me gustaría que me indicasen si fuera yo la que tuviera que preguntar.

Dos días más tarde y quizá en un momento en el que no estaba muy por la labor de charlar con nadie, me hallaba sentada en una terraza, cervecita en la mesa y libro en mano, uno de mis momentos-relax favoritos. Entonces noté que alguien se hallaba parado de pie frente a mí y levanté la cabeza del libro...

-Hola (me dijo, sonrisa en la cara)
-Hola.... ¿te conozco de algo?
-Sí, el otro día me indicaste como llegar hasta la calle "x", ¿no te acuerdas? (y ahí se quedó parado esperando una respuesta)

Reconozco que me acordaba perfectamente, pero repito, no era el momento ni el lugar, tenía ganas de estar sola y de disfrutar de mi tiempo en cierto modo. Quizá ese "¿Te conozco de algo?" fue premeditadamente borde pues ciertamente, su presencia no me agradaba pero no pareció desanimarse...

-Sí, sí me acuerdo.... (¿te irás ya o estás esperando a que te invite a sentarte?)
-Pues nada, que gracias, lo encontré con mucha facilidad.... (de nuevo esa expresión interrogante en su cara...)

(debo ser muy buena porque mi barrio es un tanto complicado, todas las calles son iguales, la mitad están en obras y por si fuera poco, como te pierdas con el coche te toca dar tres vueltas...)

-Ah, pues me alegro mucho (¿porqué no te vas ya?)

Al final, casi visiblemente irritada le espeté que estaba esperando a alguien, cosa que era cierta a medias y parece que finalmente pilló la indirecta...

-No, no, si.... sólo quería darte las gracias... porque me indicaste muy bien como llegar y la encontré, es esta de aquí.... (señalándola)
-Muy bien (...chavalín...)

Toda esta historia es cierta y verídica y espero, sirva para ilustrar una de estas situaciones incómodas en las que nos cuesta encontrar la manera más amable posible de defender nuestro derecho inalienable a decir: ¿Qué narices haces ahí plantado, no te das cuenta de que no te pienso invitar a sentarte, que si deseara hacerlo ya lo habría hecho? o para ser más políticamente correctos.... a decir NO (quiero estar sola, lárgate)

O quizá... ¿No te das cuenta de que me estás poniendo en el compromiso de tener que decirte... qué haces ahí de pie, porqué no te vas?¿no te das cuenta que todo lo que tenías que decir ya lo has dicho?

Hace unos meses ocurrió algo similar en una terraza del centro aunque el muchacho en cuestión, bastante más atractivo, también hay que decirlo... supo mantener cierta cortesía y discrección y sentarse en la mesa de al lado. La excusa fue la misma, parecía perdido aunque pensándolo ahora en perspectiva creo que sabía perfectamente donde se encontraba. Quizá en ese momento sí me apeteció más charlar con alguien y le dije: ¿"si piensas hablar a gritos desde ahí porqué no te sientas aquí"? (craso error por mi parte) y aunque en un primer momento la hora y pico que estuvimos hablando resultó agradable, al final casi tuve que desembarazarme de él de mala manera.

El muchacho en cuestión, empezó a ponerse pesado, sobón, e intentar por todos los medios ponerme la mano encima, no lo intentó, de hecho, lo hizo y en varias ocasiones. Quizá le tuve que decir más de 15 veces en las dos veces que le ví (incluída la primera) -además de decirle en un mensaje que era un pulpo- que no me gusta que me planten la mano en el hombro, en la cintura, que me lleven de la mano o cualquier variante a la primera de cambio. Mi espacio personal reconozco que es bastante amplio.... y no contento con el rechazo todavía tuvo la osadía de tocarme el culo... ¿porqué será que aún me llamó más de 20 veces durante el siguiente mes, de las cuales no le contesté ni una?

¿Que a donde quiero ir a parar? Saquen sus propias conclusiones.... ¿porqué nos cuesta tanto entender un no? ¿asumir el rechazo?¿mantener un mínimo de educación y dignidad? Y digo "nos" porque reconozco haber sido bastante pesada también en alguna ocasión aunque las circunstancias fueran diferentes... y reconozco que cuánto más pesado es alguien conmigo más rechazo me produce y más interés me sustrae el querer conocerle...

Claro que luego hay otra circunstancia a la que yo llamo "magnetismo personal". Es algo incorpóreo, intangible, imposible de medir... que unas personas poseen y otras no, o quizá funciona más con unas personas que con otras. ¿Hubiera sido posible, quizá, que si ese muchacho al que le indiqué como llegar me hubiera resultado atractivo -y no me refiero sólo al físico, creo que este magnetismo va más allá, al menos en mi caso- me hubiera provocado el deseo de invitarle a sentarse? ¿o quizá el acoso telefónico que había sentido durante un mes con el otro ejemplo me quitó las ganas por completo a hacer más amigos en terrazas?

Lo cierto es que de un modo u otro, a mí me encanta conocer gente y reconozco que estos sitios que cada vez abundan más en internet me resultan cómodos.

Por otra parte... no sé si considerar tanto agradecimiento sólo por mostrarle cómo encontrar una calle (debía sentirse terriblemente perdido...) como una muestra de educación o por el contrario, el no saber limitarse a "oye, te acuerdas que el otro día me indicaste como llegar? pues lo encontré con mucha facilidad, muchas gracias y que tengas una buena tarde" en lugar de quedarse ahí plantado...

Lo cierto es que me hizo sentir incómoda durante un rato, lo cierto es que en ese momento acababa de salir del dentista que ya es casi una experiencia traumática para mí, lo cierto es que no había tenido un día especialmente bueno y me sentía muy cansada.... y lo cierto es que el tener que decir "oye, porqué no te largas porque me apetece estar aquí tranquila leyendo un rato" me cuesta. Sé que decirlo de esta manera ya resulta borde pero creedme.... hasta el camarero que ya me conoce, se acercó a preguntar si necesitaba algo.... ¿¿¿debió pensar que el muchacho finalmente iba a sentarse???

(Ahora que he terminado, he de reconocer que he disfrutado escribiendo este post.... espero comentarios...) :) Feliz fin de semana
Google

Seguidores