12/9/09

De cómo decir "NO" y no sentirse culpable... Miedo (II)

Hace un par de días volvía de tomar un café con un amigo, me bajé del metro una parada antes por caminar un ratito y llegando ya a mi barrio, un chaval me preguntó por una dirección. Como me preguntó con mucha educación, le indiqué detalladamente como llegar aunque mi intención tampoco era hacer amigos -ni mucho menos ligar-, ni borde ni excesivamente simpática... bien, hasta aquí, nada raro, supongo que le expliqué como a mí me gustaría que me indicasen si fuera yo la que tuviera que preguntar.

Dos días más tarde y quizá en un momento en el que no estaba muy por la labor de charlar con nadie, me hallaba sentada en una terraza, cervecita en la mesa y libro en mano, uno de mis momentos-relax favoritos. Entonces noté que alguien se hallaba parado de pie frente a mí y levanté la cabeza del libro...

-Hola (me dijo, sonrisa en la cara)
-Hola.... ¿te conozco de algo?
-Sí, el otro día me indicaste como llegar hasta la calle "x", ¿no te acuerdas? (y ahí se quedó parado esperando una respuesta)

Reconozco que me acordaba perfectamente, pero repito, no era el momento ni el lugar, tenía ganas de estar sola y de disfrutar de mi tiempo en cierto modo. Quizá ese "¿Te conozco de algo?" fue premeditadamente borde pues ciertamente, su presencia no me agradaba pero no pareció desanimarse...

-Sí, sí me acuerdo.... (¿te irás ya o estás esperando a que te invite a sentarte?)
-Pues nada, que gracias, lo encontré con mucha facilidad.... (de nuevo esa expresión interrogante en su cara...)

(debo ser muy buena porque mi barrio es un tanto complicado, todas las calles son iguales, la mitad están en obras y por si fuera poco, como te pierdas con el coche te toca dar tres vueltas...)

-Ah, pues me alegro mucho (¿porqué no te vas ya?)

Al final, casi visiblemente irritada le espeté que estaba esperando a alguien, cosa que era cierta a medias y parece que finalmente pilló la indirecta...

-No, no, si.... sólo quería darte las gracias... porque me indicaste muy bien como llegar y la encontré, es esta de aquí.... (señalándola)
-Muy bien (...chavalín...)

Toda esta historia es cierta y verídica y espero, sirva para ilustrar una de estas situaciones incómodas en las que nos cuesta encontrar la manera más amable posible de defender nuestro derecho inalienable a decir: ¿Qué narices haces ahí plantado, no te das cuenta de que no te pienso invitar a sentarte, que si deseara hacerlo ya lo habría hecho? o para ser más políticamente correctos.... a decir NO (quiero estar sola, lárgate)

O quizá... ¿No te das cuenta de que me estás poniendo en el compromiso de tener que decirte... qué haces ahí de pie, porqué no te vas?¿no te das cuenta que todo lo que tenías que decir ya lo has dicho?

Hace unos meses ocurrió algo similar en una terraza del centro aunque el muchacho en cuestión, bastante más atractivo, también hay que decirlo... supo mantener cierta cortesía y discrección y sentarse en la mesa de al lado. La excusa fue la misma, parecía perdido aunque pensándolo ahora en perspectiva creo que sabía perfectamente donde se encontraba. Quizá en ese momento sí me apeteció más charlar con alguien y le dije: ¿"si piensas hablar a gritos desde ahí porqué no te sientas aquí"? (craso error por mi parte) y aunque en un primer momento la hora y pico que estuvimos hablando resultó agradable, al final casi tuve que desembarazarme de él de mala manera.

El muchacho en cuestión, empezó a ponerse pesado, sobón, e intentar por todos los medios ponerme la mano encima, no lo intentó, de hecho, lo hizo y en varias ocasiones. Quizá le tuve que decir más de 15 veces en las dos veces que le ví (incluída la primera) -además de decirle en un mensaje que era un pulpo- que no me gusta que me planten la mano en el hombro, en la cintura, que me lleven de la mano o cualquier variante a la primera de cambio. Mi espacio personal reconozco que es bastante amplio.... y no contento con el rechazo todavía tuvo la osadía de tocarme el culo... ¿porqué será que aún me llamó más de 20 veces durante el siguiente mes, de las cuales no le contesté ni una?

¿Que a donde quiero ir a parar? Saquen sus propias conclusiones.... ¿porqué nos cuesta tanto entender un no? ¿asumir el rechazo?¿mantener un mínimo de educación y dignidad? Y digo "nos" porque reconozco haber sido bastante pesada también en alguna ocasión aunque las circunstancias fueran diferentes... y reconozco que cuánto más pesado es alguien conmigo más rechazo me produce y más interés me sustrae el querer conocerle...

Claro que luego hay otra circunstancia a la que yo llamo "magnetismo personal". Es algo incorpóreo, intangible, imposible de medir... que unas personas poseen y otras no, o quizá funciona más con unas personas que con otras. ¿Hubiera sido posible, quizá, que si ese muchacho al que le indiqué como llegar me hubiera resultado atractivo -y no me refiero sólo al físico, creo que este magnetismo va más allá, al menos en mi caso- me hubiera provocado el deseo de invitarle a sentarse? ¿o quizá el acoso telefónico que había sentido durante un mes con el otro ejemplo me quitó las ganas por completo a hacer más amigos en terrazas?

Lo cierto es que de un modo u otro, a mí me encanta conocer gente y reconozco que estos sitios que cada vez abundan más en internet me resultan cómodos.

Por otra parte... no sé si considerar tanto agradecimiento sólo por mostrarle cómo encontrar una calle (debía sentirse terriblemente perdido...) como una muestra de educación o por el contrario, el no saber limitarse a "oye, te acuerdas que el otro día me indicaste como llegar? pues lo encontré con mucha facilidad, muchas gracias y que tengas una buena tarde" en lugar de quedarse ahí plantado...

Lo cierto es que me hizo sentir incómoda durante un rato, lo cierto es que en ese momento acababa de salir del dentista que ya es casi una experiencia traumática para mí, lo cierto es que no había tenido un día especialmente bueno y me sentía muy cansada.... y lo cierto es que el tener que decir "oye, porqué no te largas porque me apetece estar aquí tranquila leyendo un rato" me cuesta. Sé que decirlo de esta manera ya resulta borde pero creedme.... hasta el camarero que ya me conoce, se acercó a preguntar si necesitaba algo.... ¿¿¿debió pensar que el muchacho finalmente iba a sentarse???

(Ahora que he terminado, he de reconocer que he disfrutado escribiendo este post.... espero comentarios...) :) Feliz fin de semana

5 comentarios:

Tio_Luiso dijo...

Muy buenas tardes, joven:

De alguna forma ahí se mezclan varios temas. Por un lado, la capacidad o incapacidad de la gente para percibir las señales y darse cuenta de cuándo sobra. Que es como yo interpretaría la primera de las situaciones que mencionas.

Por otro lado, también se podría hablar de la falta de respeto, que es lo que yo percibiría en el segundo caso que comentas. Alguien que parece no saber cual es su lugar. Y que cuando se lo indicas, te ignora absolutamente.

Yo qué se. Tiendo a ser muy escrupuloso en mi trato con la gente, y más si no la conozco. Lo que hace (entre otras cosas) que me resulte bastante difícil acercarme a la gente. Y por eso no puedo entender que la gente se permita ciertas libertades.

En todo caso, pienso que hay que ser firme en esos casos. E indicar con la mayor de las educaciones al individuo que desearías estar sola. Y ante el segundo caso, directamente mandarle a zurrir mierdas. No tolero la falta de respeto.

Un abrazo

Ariadna enredando dijo...

Francamente, Tio Luiso, veo que has captado perfectamente la intención de mi post y es que yo tampoco tolero la falta de educación y a las personas que invaden mi intimidad, mi espacio privado, peor aún, que siguen haciéndolo aún cuando dejas más que claro que te molesta.

Reconozco también que en ocasiones me cuesta enfrentarme a estas situaciones, quizá también por otro miedo que no sé si he sabido expresar bien y es a resultar demasiado borde ¿y porqué?

Quizá porque ser borde te convierte en una especie de ogro aún cuando soy consciente de que estoy en mi perfecto derecho a elegir con quién me apetece o no me apetece estar en un momento dado.

Quizá porque me han tildado de borde muchas veces ya, quizá porque muchas veces las personas que deliberadamente invaden este espacio que considero tan mío utilizan esa falsa susceptibilidad para mostrar lo heridas que se sienten por mi rechazo y en parte porque sé que el rechazo duele y duele mucho. Sobre todo cuando somos nosotros los que desearíamos estar con alguien y este alguien nos rechaza, quizá esta sensación de... ¿empatía? sea lo que me paraliza a veces para no decir claramente NO cuando es preciso.

Muchas gracias por tu comentario... de nuevo.

JoseIgnacioNet dijo...

Yo particularmente lo enfocaria más de tu lado, que del lado de terceros. El ocuparse en valorar el, por qué, de otras personas, en pocas ocasiones nos ayuda a avanzar, y si lo hace, es en muy poca medida y muy lentamente, a base de elucubraciones. Es decir, me parece mejor y mas importante desarrollar una buena asertividad o "habilidades sociales", que nos ayudaran a plantar cara a situaciones de este estilo con garantias de éxito, y sin que nadie salga ofendido, ni mal parado. Es otra de las contribuciones interesantes que podemos hacernos a nosotros mismos. Existen varios libros publicados sobre el tema, uno que a mi me pareció muy interesante es, "La asertividad" de Olga Castanyer.
Un beso Ari.

Ariadna enredando dijo...

En efecto, amigo Eneko, a veces nos obsesionamos intentando entender la postura de los demás, cosa que también me parece loable, pero nos olvidamos de lo que de verdad consideramos importante para nosotros, de nuestros sentimientos más íntimos y sinceros para con nosotros mismos.

A veces, y aquí me atrevo a ser más personal, si cabe, incluso nos dejamos llevar por nuestras frustraciones, nuestroso miedos e incluso comportamientos adquiridos durante los años de nuestra infancia y adolescencia, en los años del colegio, en los que más frágiles somos y más grabados se quedan y nos cuesta discernir realmlente entre lo que nuestras emociones más primarias, la ansiedad, el miedo -a lo que sea- y nuestra parte más racional.

En fin.... hora de irse a dormir.

Un beso,

AriaDna

Tio_Luiso dijo...

Es una vez más un delicado equilibrio. En efecto, obsesionarse con las motivaciones de los demás no conduce a ningún sitio. Pero aislarse de ellas tampoco. Cada cosa tiene su medida.

Personalmente, para posicionarme en multitud de temas (como los expuestos en el post) debo decidir si entiendo que son fruto de la torpeza o de la maldad. Lo uno lo puedo llegar a perdonar (aunque no, no le dejaría que se sentara conmigo e iniciaría una conversación) y lo otro no. En efecto, mucha gente me dice que le doy demasiadas vueltas a las cosas. :P

En cuanto a la sensación de culpabilidad, sospecho que en realidad tiene que ver porque a un cierto nivel no te gusta la forma de comportarte en la situación. No te gusta "ser borde". Pero es que de hecho, es argumentable que era la única forma de comportarse, o la mejor en todo caso. En todo caso, obsérvese que no es la otra persona la que te está juzgando como borde, sino tú misma. Quizá te da la impresión de que la respuesta puede ser desproporcionada. Lo que pudiera ser. Pero es que las proporcionadas no han servido para nada.

Me da que nunca va a ser una situación en la que te sientas cómoda y a gusto. Pero puedes aprender a entender que no tenías otra salida.

Un abrazo

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