19/9/09

Caminar sola...

No, no se trata de salir a dar un paseo en soledad aunque a veces lo agradezco. Otras veces me resulta más agradable tener alguien a mi lado con quien charlar. Recuerdo un amigo que tuve al poco tiempo de instalarme en Madrid, que fue mi amigo durante años, que a veces me daba caña y otras sabía cuando permanecer en silencio escuchando los gritos que salían de mi corazón... no he vuelto a verle.

Él caminaba a mi lado en los dos sentidos, en el literal, en los largos paseos que dábamos por la ciudad, y en el metafórico, viéndome caer y levantarme una y otra vez. Cuando él cayó no supe ayudarle a levantarse y aún me duele.

Ahora sé que debo volver a caminar sola de nuevo, no, no pongo un anuncio buscando quién me acompañe en mis paseos, a veces éstos se reducen a llegar hasta Goya y volver, o simplemente volver andando desde allí, apenas una hora, a veces más deprisa, intentando quemar la adrenalina que me sulfura y me trastorna, a veces más tranquila, a veces con parada en terraza a descansar y leer un rato pero las terrazas ya se retiran, se acaba el verano.

Este verano ha sido duro para mí, lleno de confusión, de contradicciones, de lágrimas, de mimos, de furias, de sosiego en algunas, escasas ocasiones, de espinas clavadas... sé que ahora tendré que coger el betadine y las pinzas e ir arrancándome una tras otra, con cuidado pero con firmeza, apretar los dientes, apretar los puños, contener las lágrimas y sacarlas una tras otra.

Siento un lastre en el corazón, no sé si serán esas espinas, no sé si seré yo misma quién se ha prefabricado el fardo que siento a la espalda pero me siento cansada, necesito liberarme de él. Al fin y al cabo, ¿qué hay en él?¿son realmente cosas imprescindibles las que me pesan?

Soy una pequeña maniática, me gusta que las personas que tengo a mi lado sean personas que de verdad signifiquen algo y cada vez más siento que estoy rodeada de personas que no me aportan nada y las tolero, porque no tengo opción, o me libero de ellas y vuelvo a caminar sola, pero en ocasiones.... la soledad también pesa, y en ocasiones la necesito y me refugio tanto en ella que me da miedo salir después.

Alguien me dijo que soy una superviviente nata. ¿superviviente?¿a qué sobrevivo?

No quiero sobrevivir, quiero vivir, quiero aprovechar cada grano de arena que se me escapa entre las manos, quiero reír, quiero disfrutar... algún día no estaré y no tendré más oportunidad.

Disculpad este pequeño sinsentido de hoy.... hoy mis manos escriben por mí y fluyen a su capricho... mañana será otro día.

4 comentarios:

Tio_Luiso dijo...

Nada de sinsentido.

Hay ocasiones en las que es necesario gritar. Por rabia, dolor, o simplemente para poder demostrar que estás viva. Pocas cosas tienen más sentido.

La soledad es un arma de doble filo. De alguna forma para mí es un refugio dentro del cual la vida tiene sentido. Todo es más simple. Y en cierto modo es una droga. Una vez que te acostumbras, es tentador no salir de tí mismo. Luego descubres que hay cosas fuera de tí que merecen la pena. Y por las cuales te abres un poco.

Para mí es un extraño y dificil camino. Una de las cosas que he descubierto que me agradan de abrirme a la gente es que en ocasiones puedo, como tú dirías, caminar al lado de la gente que me importa. Verles, entenderles, apoyarles, darles caña... Vivir. Al final descubres que con sus peculiaridades, todos más o menos acabamos pasando por cosas similares.

Tengo plena confianza en que tus heridas cicatrizarán. Siempre lo hacen.

En todo caso, muchas gracias por permitirnos caminar a tu lado. Si no de forma real, sí pudiendo observarte a través de esta pequeña ventana.

Un abrazo

Ariadna enredando dijo...

Gracias Tio Luiso, por ser siempre el primero en contestar y por tener siempre esas palabras amables que reconfortan.

Un abrazo,

AriaDna

JoseIgnacioNet dijo...

La soledad puede terminar siendo mala consejera. Uno se acostumbra sus propias ideas, costumbres, manías, etc., hasta el punto de que, cada vez es mas dificil aceptar a nadie a tu lado.
No es bueno estar solo much@ tiempo, especialmente cuando se está pasando por un mal momento. Es una contradicción porque, cuando peor estás menos te apetece estar con alguien, pero lo cierto es que, precisamente es cuando más conviene caminar con alguien al lado (aunque sea a ratos). Besos

Ariadna enredando dijo...

Es curioso... esto lo escribí el 19 de septiembre y hoy que es 27 de noviembre... poco más de dos meses y medio después, me sorprendo de haberlo escrito. ¿soy la misma persona?

Tio_Luiso, más que nunca ahora agradezco tu comentario, tú has visto una parte importante de este proceso, en parte has ayudado en él, como quien ayuda en una operación, a tu manera, que no ha sido poca. Somos muy diferentes, desde luego, y parecidos también en muchas cosas, pero siempre hay y habrá cañas y temas de qué hablar. Un abrazo enormeeee.

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