22/7/07

La noche

La noche es el mejor momento para las pasiones desatadas, oscuras, las intrigas, para alimentar los celos, para calmar la sed del cuerpo, en cualquier esquina, en un parque, en un coche aparcado en una calle oscura, alejada de la ciudad, entre el vaho que convierte los cristales en parapetos herméticos.

La noche nos vuelve salvajes, vuelve nuestros instintos cuchillos de doble filo, hace brillar nuestros colmillos y el blanco de nuestros ojos, los bichos que reptan por las alcantarillas salen a la superficie y todo el cansancio del mundo no es suficiente para calmar nuestros impulsos.

Mis piernas no pueden mantenerse cerradas, algo entre ellas arde, se revuelve, y necesito abrirlas, aún si voy con falda, me paro a pensar, imaginar, como en un anuncio de Martini, un hombre trajeado de arriba abajo, imponente, desliza un hielo sobre mi cuello y ya no puedo frenarme más, mis piernas no pueden, incapaces, se abren, te deseo, deseo tu calor, tu fuego, tu ansia, deseo bajar mis bragas y entregarme a tí, deseo besarte, comerte entero, devorarte, abalanzarme sobre tí, deseo que me desnudes, deseo que te agarres con tus labios a mis pezones sonrosados y los chupes como un bebé, como si de ello dependiera tu súpervivencia, mientras tus dedos se abren camino entre mis entrañas, en su humedad inmediata que desprende el olor mágico que inunda tus sentidos.

Desearía, incluso, a veces, tal es mi ansia, mi angustia por calmar mis impulsos, que un tercero, o tercera... viniera a acompañarnos, que te ayudara a abrirte camino, que besara mis labios, que penetrara mi alma, que deseara mis besos y enredara mis cabellos castaños entre sus dedos, que separara mis piernas, que me llevara de la mano, con delicadeza, con firmeza hasta tu postura favorita para así desgarrarme, una y otra vez, lamiendo al tiempo, chupando, mordiendo, mi boca, mis pechos, mi vientre, mis piernas...

Soy toda vuestra, tomadme, estoy a cuatro patas sobre el suelo, te siento tras de mí como te sentía tras de mí en aquel bar, como sentía aquella masa palpitarte entre mis nalgas a través de la fina tela de la falda, como sentía tus manos atenazando mi pecho una vez te diste cuenta que no protestaría por aquel empujón que me diste con tu entrepierna....

Ahora me tienes a cuatro patas como una perra, sujetando mi pelo firmemente con tu mano, me tienes como una yegua, caliente y sujeta firmemente por la crin, con tu miembro erecto, grueso, largo, delicioso, ese miembro que ya saboreé con placer, listo para perforarme el alma.... me arde, entra de un golpe sin haberte parado en preliminares, sabes lo que quieres y no te has parado a pensar en preparar el territorio, lo marcas directamente, me follas como un animal, me pellizcas los pezones desde atrás y tu amiga, recién llegada, me besa dulcemente en los labios, me aparta suavemente el pelo de la cara y me acaricia el clítoris mientras tú sigues ahí, entre los dos me habéis convertido en vuestro juguete, vuestra muñeca...

Yo hubiera deseado que ella fuera él, tal era mi deseo de ser tu perra, de ser tu puta, de satisfacer tus deseos, y mi sueño se cumple, ella saca un juguete del bolso y tú sin más palabras que una mirada cómplice cambias de bando... metes tu lengua en mi ano y empiezas a lamer, sin descanso.... sé lo que viene ahora, ya he pasado por ello varias veces, sé que va a doler, tu miembro oscuro es demasiado grande para mi puerta de atrás y tú no tienes delicadeza... tu amiga me besa y me retuerce los pezones, me da fuertes azotes en el culo preparándome para el sufrimiento que he de recibir, toma su juguete sujeto a un cinturón y se lo pone y sin pensárselo dos veces se tumba en el suelo, esperando que yo vaya hacia ella, sabe que lo haré, sabe que en el fondo, me gusta obedecer, y lo hago, me siento sobre ella al tiempo que siento tu aliento en mi nuca y sé que no tardaré en rendirme al placer.

El dolor es tremendo y el ardor no cesa mientras entran y salen de mí. Me siento sexy y puta, utilizada y caliente, morbosa y sumisa... me siento repleta de amor, de pasión y lujuria, siento un tremendo azote en mi nalga y luego otro y otro más y empiezo a saltar, a sentir cómo entran y salen y llegan hasta mayores profundidades, y me rompen, y me duele, y grito.... quiero que no parés, ambos a la vez, deseo que me follen toda la noche y sentir el dolor, recordar esta experiencia cada vez que me siente en el trabajo la próxima semana, cada vez que me tumbe en la cama...

Sin embargo, cuando llega el momento en que siento el dolor como una forma de placer, una sensación transformada como se transforma la materia por efecto del calor hasta que por fin me da todo, y me derrumbo finalmente, como ya sabía que ocurriría y sé que no quedan fuerzas pero quiero repetir, quiero más, no quiero que se vaya aún, por favor, vuelve... no me dejes así, dame más, déjame satisfecha para lo que podría ser una eternidad, ambos sabemos que dos días después volveré a desearte.

Me voy a mi casa agotada, deshecha, despeinada y sé que muchas personas se fijarán en mí, no por mi aspecto sino por el olor a deseo, a pasión, a feromonas y almizcle que desprendo pero sólo vosotros y yo habremos sido testigos de ello, a los demás sólo les queda su imaginación.

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