12/10/09

Puzles incompletos

Ayer leí en un blog que me recomendó un amigo, un post sobre puzles, y en él hablaba, o eso entendí, del gran puzle que es la vida de cada uno, de comenzar por las esquinas y crear el marco como base y cimientos de nuestra vida.

Bien, no pretendo plagiar su idea porque el contenido de este post, creo, irá por otros derroteros, pero yo he tenido entre mis manos, en los últimos meses, un puzle del que no tenía todas las piezas, faltaban unas cuantas y quedaban demasiados huecos vacíos, los cuales debía rellenar con imaginación, con cierta confianza de encontrar algún día esas piezas ausentes, sabía que algunas de ellas no aparecerían nunca, quizá mi puzle era en realidad el puzle de otra persona y, ¿qué hago yo intentando completar el puzle de otra persona?

Intentando imaginar cómo son las piezas que faltan, haciéndolo y deshaciéndolo como el traje de novia de Penélope, sintiendo que las únicas piezas que encajan son aquellas que son mías y tan propias, piezas de las que yo únicamente conozco la forma y el color y el dibujo que conforman pero no acaban de encajar con la totalidad.

Pensando, ilusoriamente que algún día encontraría esas piezas ausentes y completaría el puzle y vería finalmente el dibujo que compone seguía, un día tras otro, colocando, girando piezas, sacándolas de nuevo, obcecada en encontrarles un hueco apropiado, su hueco.

Ahora siento que es hora, quizá, de desbaratarlo del todo, por ahora prefiero que quede muy oculto, en el fondo del armario, intentar no recordar por un tiempo los dibujos y colores que logré llegar a encajar.

Éste no es el puzle de mi vida, con el tiempo espero poder entender que sólo fue un pequeño puzle que me regalaron e intenté montar pero faltaban piezas que no puedo pintar y recortar en cartón según mi imaginación e ilusiones porque nunca acabarían de encajar y además, a mí, los trabajos manuales no se me daban bien en el colegio. Guardaré todas las piezas de las que dispongo en su caja y la colocaré en lo alto del armario como aquellas cosas que guardamos por si algún día nos apetece destapar la caja de Pandora y rebuscar en los recuerdos.

Pero ¡cuántas horas he dedicado a montar este puzle! ¿han sido horas perdidas?

¡Cuántos quebraderos de cabeza me ha provocado!

¡Cuánta ilusión he puesto en intentar terminarlo algún día y ver la imagen completa! ¿y qué?

¿Acaso la imagen completa me hubiera reportado alguna satisfacción?

En las relaciones humanas, los puzles nunca se terminan, siempre quedan piezas por poner, quizá es que realmente llegué a terminar este puzle aunque no haya quedado perfecto y el problema sea que la imagen final que resultó no fuera la esperada. Quizá demasiado caótica.

¿Y si algún día me da por volver a sacar la caja y volver a intentarlo?

O si lo dejara caer en el olvido y buscara otro puzle… Estos puzles, en los que la mitad de las piezas están en manos de otra persona, u otras, nunca tienen imagen en la tapa, no siempre sabemos con antelación si dispondremos de todas las piezas ni cuántas lo componen. Quizá esto es parte de la emoción que suponen, de esas mariposas que nos revolotean en el estómago. Pero estos puzles son de aquellos que no puede montar uno sólo, que siempre es mejor montar entre dos, donde cada uno aporta las piezas de las que dispone y cada uno colabora y ayuda al otro a ponerlas en el lugar apropiado.

Me ha encantado el post que leí sobre los puzles porque a mí me encantaba hacerlos, son un entretenimiento, se te pasa el tiempo, a veces un reto, a veces lo terminas y aunque hayas estado meses para completarlo y haya quedado perfecto no apetece enmarcarlo sino volver a deshacerlo, guardarlo en la caja y volver a empezarlo en otra ocasión.

Espero que el dueño del post no tome éste como un plagio sino el suyo como una inspiración.

7 comentarios:

Tio_Luiso dijo...

Muy buenas noches, estimada Ariadna:

Tengo la convicción de que cada persona tiene su puzzle, personal e intransferible. En ocasiones juntas tu puzzle con el de otra persona para hacer uno más grande. No deja de admirarme la gente que es capaz de hacer semejante apuesta. Y puede ser que lo acaben completando. Según recientes estudios científicos, hasta hay casos documentados de puzzles conjuntos terminados.

Sin embargo, también hay casos documentados de lo contrario. En un momento dado una persona decide que quiere separar los puzzles para ver el suyo por separado. O para juntarlo con el de otra persona. Y cuando pasa eso, tienes que romper lo que habíais construido juntos. En ocasiones, como consecuencia de ello, puede darte la sensación de que has perdido algunas piezas. Que han desaparecido. O que ya no tienes idea de cuál es la imágen que tiene que aparecer en el puzzle.

En resumen, es un momento complicado. Te sientes perdido. Parece que estás en el punto de partida. Solo que ya ni siquiera estás seguro de la imágen.

Pero es en esas situaciones precisamente cuando merece la pena retirarse un poquito del puzzle, tomar un respiro, y volver a comenzar. Por los bordes, hacia el centro... La única forma de hacer puzzles, vaya.

Un abrazo gordo

Ariadna enredando dijo...

Mi querido TitoLuis :)

El problema de separar un puzle de otro para juntarlo con un tercero suele ser que cuando el puzle apenas está empezado y sólo tiene el marco y algún conjuntillo de piezas, quedan muchas aún por poner y a veces casi resulta más fácil empezar de cero, otras veces encajan aunque estén casi terminados, como por arte de magia pero por supuesto, siempre hay aristas que chocan.

y ¿qué pasa cuando el puzle de una persona que ya ha puesto muchas piezas y están aparentemente ubicadas en su lugar, se junta con el de otra persona en similares características? la posibilidad de fricción aumenta exponencialmnente, requiere cambiar piezas de sitio, comparar colores, formas, buscar compatibilidades.... a veces, también me parece bonita la idea de montar un puzle entre dos desde cero aunque es una idea casi pueril porque empezar de cero es casi imposible en ocasiones.

Al final, lo que está claro, es que si se quieren juntar dos puzles siempre habrá que renunciar a piezas de cada uno, ¿y quién está dispuesto a renunciar a más o a menos?

Creo que estoy un poco espesa hoy :)

Buenas noches

Tio_Luiso dijo...

Muy buenos días por la mañana, Ari

Los cambios siempre son traumáticos, tanto si es para juntar tus piezas con las de otra persona como si es para separarlas.

Supongo que si hay gente que aún hoy sigue decidiéndose a juntar su puzzle con el de otra persona no es porque sea más fácil, ya que de hecho es más difícil. Sino porque hay algo en el otro lado de la balanza.

Porque pueden haber ocasiones en las que tu te encuentres un poco perdida y no sepas continuar tu puzzle. Pero te pueden ayudar poniendo algunas piezas por tí.

Y porque el puzzle resultante es más grande y hermoso, qué duda cabe.

Pero en efecto, no todo es bonito y de color de rosa.

Puede ocurrir que descubras que la otra persona no trabaja por el puzzle. Y que sólamente tú pones piezas.

O pudiera ser que la persona con la que juntas el puzzle no trabaje por el puzzle común, sino que en realidad sólo se preocupe por sus propias piezas. Y de repente cuando tenías una pieza importante que encajar en un sitio, descubres que ese sitio ya ha sido ocupado por él con otras piezas que a tí no te encajan.

Al final, mezclar tus piezas con otra persona supone un acuerdo implícito o explícito de que hay que trabajar por el puzzle común. Cualquier otra cosa acaba resultando en un puzzle que nunca se podrá terminar.

Un abrazo gordo

Anónimo dijo...

Los puzzles son lo que son imágenes fragmentadas irreales pero solo imagenes.

La realidad es siempre mas compleja.... Ari-i juega a tus puzzles por que a todos nos faltan piezas de los nuestros intentar montar las de otro sin verlo es imposible...has intentado montar u puzzle del revés ?

Ariadna enredando dijo...

Mr. Anónimo,

La cuestión a tener en cuenta para montar un puzzle del revés sería determinar exactamente qué quiere decir "del revés". ¿Con las piezas boca abajo? el puzzle y la imagen dados la vuelta? entiendo que sería boca abajo pero suena un tanto absurdo ¿no te parece?

Siempre me gustaron los puzzles, son una buena distracción e hice y deshice unos cuantos para volver a montarlos cuando era pequeña y no tanto. Y siempre resulta agradable ver cómo... a medida que vas colocando piezas, se va componiendo la imagen.

Obviamente, el puzzle del que yo hablaba, es sólo una metáfora.

Un saludo,

Unknown dijo...

Si dejas una galleta maría y un cacho de pan a la intemperie una tiende a reblandecerse y el otro a endurecerse.
El que está solo quiere estar acompañado y el que está acompañado quiere estar solo.
Se parece pero no es lo mismo.
Lo de las galletas y el cacho de pan es un proceso físico-químico por el cual las cosas tienden a estar en armonía con el medio en el que estén. Lo seco se humedece -hasta que llega al punto de saturación de humedad- y lo húmedo se seca -hasta que su humedad se equipara con la del medio-.
Pero las personas no somos así. Lo nuestro es un proceso mental defectuoso por el cual nos olvidamos de lo que queremos, de lo que tenemos y de lo que hay (y, de paso, de lo que es posible). Por eso no sabemos disfrutar de la parte buena -que siempre existe- de lo que tenemos y tendemos (estoy generalizando y eso siempre es un error del que soy consciente) a creer que 'no estoy en el mejor de los lugares posibles'. Seguro que Harum al Raschid, paseando entre las miles de bellezas de su harem, también pensó, en algún momento, algo parecido.
El puzzle es una imagen que nos ayuda a aprehender lo inaprensible, pero no deja de ser una simplificación. No hay, no existe una pieza que nos complete por la simple razón de que jamás estaremos completos. O quizás lo estamos ya y no nos hemos dado cuenta. Perseguir una piececita con la esperanza de que nos asegure la felicidad es una quimera relativamente peligrosa. Nada nos completa y, probablemente, nada nos falta, excepto crecer en nosotros mismos aceptando, entre otras limitaciones, que no somos capaces de comprenderlo todo.
¿La solución?
Unos hacen canciones, otros versos, otros esculturas, otros beben, otros se deprimen, otros se suicidan, otros se embarcan en vidas imposibles, otros asumen la grisura como víctimas de una posguerra, otros se tiran al abismo de la pasta ilegal...yo qué se. Somos maravillosamente irresolubles y eso nos hace dinámicos. No creo que los yanomamis busquen su piececita...o los inuit, si nos valen esos ejemplos.
Un saludo, Ariadna. Si alguna vez te paraliza tu hilo, dale un tajo alejandrino a tu nudo gordiano.

Un saludo.

Ariadna enredando dijo...

Amigo K,

¿Qué tiene de malo, si he entendido bien lo que quieres transmitir, buscar siempre más? es cierto que el ser humano siempre busca tener más de lo que tiene, porque cuando ya tienes algo pierdes el interés en ello como un niño ante un juguete con el que ya ha jugado un rato y se aburre... de pronto pasa ante una tienda y se le antoja uno nuevo o lo ve en un anuncio de tv y así somos hasta en la edad adulta.

Por otra parte, si no buscáramos siempre algo más... la humanidad no hubiera evolucionado.

El problema se presenta cuando tenemos una obsesión por tener siempre lo que no tenemos y además ese ello que no tenemos, sea persona o cosa, nos resulta inalcanzable y entonces peor aún, nos lo planteamos como un reto y olvidamos todo lo demás y se convierte en una neurosis obsesiva.

Curiosa historia la del nudo Gordiano, quizá sea el momento de pegar el tijeretazo como tú dices. No la había oído nunca, ya sé algo nuevo ;)

Yo siempre buscaré aprender más, tener más, conocer más, ver más.... espero no cegarme por ello.

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