20/8/09

¡TOMA LAS RIENDAS!

Comienzo una etapa en este rincón más intimista, más personal, quizá menos sexual, sí pero ya habrá tiempo para todo. Cierto es que la sensualidad y la sexualidad constituyen una parte muy importante de mi vida afectiva pero no son mi luz de guía, así como imagino que tampoco la tuya.

No, no voy a hablar aquí sobre sadomasoquismo, tema que ya he tocado anteriormente, ¿o quizá si? Quizá debiera centrarme más en dos términos muy ligados al mundo alternativo del BDSM: Dominación y Sumisión, Manipulación y Dependencia.

Como decía, no es la primera vez que me cuestiono este tipo de relaciones con sus contratos, sus límites prefijados y asumidos de antemano y la mayor o menor saña con la que las personas que se sumergen en este tipo de relaciones tratan o desean dejarse tratar.

En esta ocasión, quiero llevarlo más allá, extrapolarlo a la vida de cada día, de cada persona que sin haberlo buscado de manera consciente, sin haber acordado con la otra parte de antemano hasta donde desean humillar o dejarse humillar, someter o someterse, lo consienten, lo consentimos muchos de nosotros poniéndonos una venda imaginaria en los ojos y dejando las riendas y el control de nuestras emociones, nuestra vida social, nuestra capacidad intelectual y nuestro criterio en manos de otra persona que elegimos de forma consciente o inconsciente.

Me estoy metiendo en un terreno pantanoso, en un tema muy complejo, lo sé, y un solo artículo sería demasiado largo y pesado. Por otra parte, es posible que a muchos de los lectores les toque cierta fibra sensible y se pongan a la defensiva o decidan salir huyendo en busca de temas más livianos con los que refrescarse las neuronas así que lo estructuraré en una serie de capítulos con los que comienzo una nueva fase en este, mi pequeño rincón y francamente, si alguien puede sacar algo de mis experiencias, de mis reflexiones, que pueda ayudarle en algún modo a sentirse más feliz, más libre o más dueño de su destino, me sentiré doblemente satisfecha, doblemente porque todas estas parrafadas me servirán para desahogarme y compartir contigo lo que pienso y siento, y por sentirme útil en algún modo para ti.

Ya desde los primeros años de mi adolescencia comencé a comprender que mi vida, tal y como la habían configurado para mí no me gustaba, no me sentía cómoda en aquel papel, no era yo y no veía demasiadas opciones para intentar ser de otra manera. Me sentía obligada a comportarme de una manera que no se correspondía con los ideales que yo había ido atesorando en mi cabeza y la confusión que, dadas también las características propias de aquella edad, iba creciendo sin freno.

No voy a entrar aquí a lavar trapos sucios ni tenderlos a secar a la vista de todos pero sé que de algún modo, las experiencias que vivimos en nuestra infancia y adolescencia dejan surcos en el alma, a veces muy profundos que determinan en una u otra dirección nuestro comportamiento adulto junto con nuestra propia personalidad y nuestra capacidad de lucha y de autosuperación.

Resultaría muy deprimente pensar que si hemos tenido la mala suerte de nacer y criarnos en un entorno hostil vayamos a tener menos oportunidades de éxito y está demostrado ampliamente que esto en muchos casos no ocurre así.

Ahora bien, tomar las riendas de nuestra vida no es fácil y el precio a pagar por la libertad de ser uno mismo puede ser muy caro si no tenemos la firme determinación de que nos compensará pagarlo, sea cual sea, con tal de no permitir que nadie decida por nosotros, que nadie condicione nuestro comportamiento, nuestros gustos ni nuestra actitud hacia la vida en cualquiera de sus facetas.

Todos sabemos que la televisión aliena, que la publicidad manipula nuestros gustos y nos crea necesidades que no tenemos en realidad y a veces llega a crear comportamientos verdaderamente compulsivos.

Pero ¿cuántas situaciones pueden darse en nuestra vida en las que nos sentimos (o no) manipulados por las personas que nos rodean, a veces por las que más queremos o por las que más dicen querernos?

Cuando tu madre o padre se queja lastimosamente de todo lo que ha hecho por criarte y educarte y todo lo que se ha sacrificado y sigue haciendo abnegadamente a cambio de una recompensa que nunca llega, quizá porque ni siquiera sabes lo que él o ella espera de ti o porque te lo ha repetido tantas veces y ha machacado tanto que has perdido el entusiasmo y las ganas de nada.

Cuando tu mujer o marido, novio o novia te recriminan el tiempo que antes les dedicabas y la poca atención que reciben ahora por tu parte, por poner un ejemplo, estan expresando la manera en la que se sienten y por supuesto, debemos respetarlo, pero ¿realmente ésto es cierto o tratan de manipularnos también con sus quejas? ¿o quizá estás manipulando tú también?

Cuando tu compañero de trabajo o tu mejor amigo arremeten y descargan su estrés, ansiedad, frustración sobre ti porque sencillamente eres quien tienen más cerca y por supuesto, quien siempre les tolera esa actitud.

Querid @ lector/a, no nos equivoquemos, nos costará asumirlo, quizá, pero cuando damos a los demás más valor que a nosotros mismos, cuando tratamos a los demás como superiores o simplemente nos sentimos inferiores ante ellos y lo afirmamos con nuestra actitud…. No podemos esperar que los demás nos respeten ni nos admiren por ello.

Cuando alguien nos manipula reiteradas veces es, en muchos casos, porque hemos puesto en sus manos un arma muy valiosa: infravalorarnos a nosotros mismos ante nuestro “oponente”, comportarnos como personas sumisas, indicarle con nuestras palabras y/o nuestros actos que puede disponer de nuestra voluntad para hacer la suya propia.

¿Cuál es el precio a pagar por ser yo misma/tú mism@?

¿Cuáles son las razones por las que dejamos las riendas de nuestra vida, nuestra capacidad de tomar y sostener decisiones en manos de otras personas que muchas veces ni siquiera están capacitadas para llevar las suyas propias?

El miedo pero este será probablemente el hilo conductor del siguiente post.

Gracias por leerme y por tus comentarios.

7 comentarios:

Just M dijo...

Primero darte las gracias. No tiene relacion alguna, pero el titulo del post me ha recordado cosas que habia olvidado :-)
respondiendo a lo que preguntas, el precio a pagar por ser uno mismo generalmente es aislarte. Si no sigues a los demas... eres un bicho raro. A nivel personal, con 15-16 años fui a la primera fiesta en casa de un amigo de clase. El alcohol era materia prima por no decir finalidad de la fiesta; probe lo q me ofrecian pero no bebi, pues no me gustaba... Se me tacho de raro por tener mi propio gusto y no hacer lo que hacian los demas. Si lo hubiera echo quiza habria sido mas popular, pero habria sido menos yo. La gente hace muchas estupideces por ser aceptado por los demas, ahora no recuerdo alguna, pero supongo tambien habre echo alguna (la relatada no). Posiblemente todo parte de no sentirse seguro de uno mismo, quererte integrar con los demas al precio que sea... Mil cosas. En otra indole pareja, pero distinta ¿que tonteria no se ha echo por amor? es el ejemplo mas claro de, en ocasiones, estar deslumbrado por una persona y ese resplandor, esa ceguera nos hace, no solo no ver bien, sino hacer autenticas estupideces... Que sin embargo siempre o casi siempre se vuelven a cometer (tambien digo esto por experiencia propia).
Un saludo

Ariadna enredando dijo...

Gracias ante todo a ti por tu extenso comentario... Se te tachó de raro en aquella fiesta por ser tu mismo, si hubieras aceptado te habrías emborrachado y habrías hecho el imbécil, en el mejor de los casos, como hacemos la mayoría cuando nos cogemos alguna moña por algo...

Respecto a las tonterías que hacemos por amor.... son tonterías al fin y al cabo, pensamos que nos respetarán por ellas, que nos lo agradecerán pero no... No te respetarán jamás por ello.

La familia, los "amigos", los compañeros de trabajo y la sociedad en general nos manipulan continuamente, son como animales, si huelen nuestro miedo, nos atacaran antes... si somos frágiles, vulnerables, siempre habrá alguien (ojo, no digo todo el mundo) ojo avizor para echarnos las garras encima.

Pronto lanzaré la continuación, el precio a pagar puede que sea la soledad y el aislamiento y en realidad no importa tanto pero nos aterra... pero ¿cuál es la causa por la que sentimos ese miedo, por la que renunciamos a hacer, decir y pensar lo que realmente deseamos?

Just M dijo...

mmm reflexiono... ¿por que sentimos ese miedo? Fijo que no existe una respuesta universal, somos demasiado complejos y distintos, es una combinacion de factores varios. Partiendo de lo mas basico... como tener deseos que no son legalmente aceptados. De modo que la renuncia es evidente, o renuncio a mis deseos o me encarcelan (parte que si la pensamos seguro a todos nos ha pasado de tener un (o varios) deseos absolutamente prohibidos).
Obviando esa parte luego son las conveniencias y normas sociales,mas o menos morales segun el entorno en el que estemos (o queramos estar)... ect; las que ponen limite a nuestros actos. ¿Por qué hablamos con unos amigos de unas cosas y con otros de otras...? con el paso del tiempo realizas esa seleccion de modo tan natural que ni nos lo planteamos.

La soledad y el aislamiento vienen dadas por la sociedad sin mas segun avanza el tiempo, si una persona no se esfuerza en mantener unos lazos sociales acaba mas solo que la una, porque la gente por termino medio no se ocupa nunca del "¿como estara paco o juan o luis que no se de ellos?" es mas como somos egoistas en lugar de pensar un "voy a llamarlo" pensamos "que tios, como:
-se echan novia y desaparacen
-van a lo suyo
-solo me llaman cuando quieren algo... ect". Si encima añadimos que sabemos que expresar ciertas opiniones puede ser problematico... Acabas diciendo ..¡¡¡eeeh que me quedo solo todo el dia, todos los dias!!!! y generalmente eso no es agradable, el ser humano necesita tener unas "agarraderas sociales" fijas, (familia aparte, es un tema distinto "la familia te la imponen, los amigos los eliges") con independencia de que estes (o no) todo el dia rodeado de gente en el trabajo, en la calle, en el dia a dia, o tengas 50.000 contactos en el messenger que conoces de hola y adios.

Creo que en gran parte viene dado por nuestra propia humanidad (y tambien educacion... desde pequeños estamos en grupos, jardin de infancia, preescolar... y no sabemos estar sin relacionarnos).

Aunque todo esto es totalmente subjetivo :-)

Ariadna enredando dijo...

Hola,

Curioso tu comentario, me da pie a la estructura del próximo post que como anunciaba, versará sobre los miedos y temo que será tan amplio que al final el propio miedo tendrá que dividirse en varios capítulos.

Yo hablaría más bien de madurez. Cuando hablo de tomar las riendas de nuestra vida para ser como deseamos y hacer lo que deseamos, por supuesto me enmarco en una serie de principios civilizados y humanos. De acuerdo, lo que yo deseo realmente es asesinar a mi vecino porque me pone la televisión muy alta por la noche y no me deja dormir... creo que esos convencionalismos de los que hablas son necesarios porque, ¿qué pasaría si mi vecino deseara asesinarme a mí porque llego a las 3 de la mañana a casa y le molesta el ruido que hace el ascensor? Las leyes, aunque muchas veces son injustas y nos pueden parecer absurdas, en muchos casos son absolutamente necesarias, precisamente porque existe ese impulso vil en los seres humanos que nos lanza a dejarnos llevar por nuestros deseos sin valorar las consecuencias que ellos puedan tener y aquí, te aseguro, no me estoy contradiciedo.

Eres libre para hacer lo que desees con tu vida, pero tu libertad termina donde comienza la de los demás, y viceversa.

Respecto al tema de los amigos... si tú eliges a tus amigos, al contrario, como dices, que ocurre con la familia, es de esperar que te intereses por ellos y ellos por tí. Si tus amigos te chantajean, te utilizan... es en parte culpa de ellos pero también tuya porque se lo permites y porque no has sabido elegir unos buenos amigos y de ésto.... es algo que dolorosamente me he dado cuenta hace poco tiempo y en descubrir quién lo es y quien no me hallo actualmente.

Un saludo,

Tio_Luiso dijo...

Interesante discusión, por cierto

Tengo la firme creencia de que el ser humano es en esencia egoísta. Si no le educas para lo contrario, irá por la vida haciendo lo que más le convenga sin tener el menor cuidado de no causar daño a su entorno.

La sociedad con sus leyes, sus normas y todo lo que les acompaña es una forma de regular estas tendencias para que, en efecto, no mates a tu vecino (lo siento pero desgraciadamente los vecinos, como la familia, tampoco los elijes).

Dentro de este conjunto de normas y leyes, las hay que pueden ser más universales que otras. Así por ejemplo, está prohibido matar a tu vecino, y la mayoría de la gente estará de acuerdo. También está prohibido ir a más de 70 Km/h por los túneles de la m-30, pero ahi creo que somos pocos los que creemos que valga para algo.

También existen ciertos comportamientos que no son aceptados, aunque no hay ninguna ley en contra. O también hay cosas que se esperan de nosotros. En un sentido o en el otro, salirse de la norma es peligroso para la aceptación. Ejemplos hay mil. Uno es el que comentaba Just M. El saberse divertir de una forma aceptada. Completar los estudios. Tener pareja. Heterosexual. Comprarte una casa. Casarte. Tener hijos. Presión social.

También hay presiones en cualquier relación laboral o de amistad o de convivencia. Familia, pareja... Al final es un tema de ser aceptado por alguien. Pero sin anularse.

Existe un delicado equilibrio. Por un lado, hay costumbres que sí podríamos llegar a calificar de defectos nuestros (por ejemplo, si soy un cabrón desconsiderado que pone la tele a todo trapo) y es legítimo el que alguien pueda pedirnos que cambiemos. Luego hay cosas que ya no están tan claras. Como por ejemplo si no disfrutamos de pillarnos una borrachera. Ceder unas cosas están muy claras, otras no.

Yo qué se. No he hecho más que pasar de forma muy superficial por unas cuantas cosas.

En todo caso, me encanta el tema de conversación.

Un saludo.

Luis

Tu nuevo fan

JoseIgnacioNet dijo...

Hola Ari, me ha gustado mucho tu post. Contestando a tus preguntas, a pesar del precio realmente alto, que hay que pagar por el echo de elejir ser uno mismo, la satisfación personal que aporta es igualmente grande en no pocas ocasiones. Si a mayores lo conseguimos realmente, es decir, cubrimos nuestras espectativas personales en cuanto a la dirección que pretendemos dirigir nuestros pasos, la satisfación se convierte en paz interior.
¿Cuál es la causa por la que sentimos ese miedo, por la que renunciamos a hacer, decir y pensar lo que realmente deseamos?
Ésta respuesta la tengo bastante clara,"miedo al rechazo social". Nos aterra no ser aceptados, considerados, queridos, etc., socialmente. Estamos dispuestos incluso, dependiendo del momento que nos encontremos, a pasar por encima de nosotros mismos, si con ello conseguimos arrancar un cariño, una atención, o el resultado que nuestro "ego" necesite, de la persona que nos lo pueda proporcionar.
Esto se debe fundamentalmente a, falta de confianza en uno mismo e infravaloración personal.
Mi humilde opinión. Un beso

Ariadna enredando dijo...

Menuda discusión acabó creándose aquí y yo sin enterarme!!! jajaja

Para rematar, sólo se me ocurre decir algo...

Si un@ aprende real y genuinamente a valorarse, aceptarse y hacer valer su opinión (hacerla valer, no imponerla) los demás acaban respetándola mucho más incluso valorándola hasta tal punto que cuando la necesitan te la piden.

Cierto que es un equilibrio muy difícil si luego determinada persona sólo acude a tí para pedirte opinión sobre ciertos temas pero esto ya es harina de otro costal...

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