20/7/09

El veneno de los cuentos de hadas....

Érase una vez una niña a la que educaron desde que apenas tenía uso de razón y machacaron una y otra y otra y otra vez con los famosos cuentos de hadas.

El cuento variaba en su argumento pero la moraleja siempre era la misma: Blancanieves en casa cocinando y limpiando para 7 enanos que se iban cantando a la mina y volvían a casa por la noche esperando encontrar todo impecable: ¿y mi camisa de los domingos, Blanca? ¿y esta mancha en la cocina, Blanca? y he aquí que llegaba la famosa madrastra y la envenenaba con una exquisita manzana roja manchando de por vida la reputación de cualquier madrastra para el resto de los tiempos, ¿o esa era la bella durmiente? porque por supuesto la pobre niña además debía ser bellísima, ¡no faltaba más!

Luego estaba Rapunzel que ya era el colmo del sufrimiento porque no sólo estaba encerrada en una torre sino que además tenía que soportar, imagínense, que cuando llegara el famoso príncipe azul -será que tenía problemas circulatorios- debía subir a rescatarla trepando por sus trenzas!!!! Diossss, no hay champú anticaída que soporte tal tormento.

Amigo Gera, que me hablabas en tu comentario en un post de los últimos días, me dices que sufres de alzheimer selectivo, es decir, que tu mente recuerda sólo lo que le interesa, y he de decir que eres afortunado porque luego me hace pensar en la terrible responsabilidad que recae también sobre el propio príncipe al que no le basta con ser azul, no, debe ser experto en equitación, sortear diversos dragones y pruebas invencibles en las que seguramente acabará mal parado.... ¡para rescatar a la pobre doncella cuyo único entretenimiento a lo largo del día es limpiar la casa de los enanos o hacerse una trenza bien fuerte para que pueda trepar por ella!

¿Acaso creemos a estas alturas de nuestra vida que nadie deba soportar tales pruebas para conquistar a una dama sin ningún encanto adicional ni más interés en la vida que esperar a su príncipe azul?

Pues sí, señores y señoras, sí, lo creemos, no sólo eso sino que estamos convencidos.

El otro día me reía viendo un capítulo de aquella famosa y divertida, al menos para mí, serie, Ally McBeal. El argumento comenzaba así: Ally y su compañera de piso asisten a una boda de damas de honor, refunfuñando porque la verdad es que las bodas muchas veces son un tostón y yo me siento afortunada por no ser invitada a muchas. Durante la ceremonia y entre cuchicheos ellas se preguntan qué hacen allí y sin embargo, en el famoso momento de lanzamiento del ramo de novia, la protagonista llega a tal grado de locura que empuja a todo el que tiene alrededor, amiga incluída, la suegra -o quien fuera- en un espectáculo que más bien parecía un salto de longitud y acaba haciéndose con el famoso ramo ante el estupor de todos los asistentes.

A Dios pongo por testigo y espero no arrepentirme de esto, si un día tengo hijos, no les contaré un sólo cuento de hadas, si quieren leerlo por su cuenta es su responsabilidad. A mí me gustaban más los cuentos que me contaba mi madre: el de los 3 cerditos y el lobo que era mucho más pragmático y realista o el de los 3 ositos y ricitos de oro que creo, me causaron menos daños morales.

Claro, que los niños también aprenden con el ejemplo, se saben toda la filmografía de Disney porque han visto 50 veces cada película pero tienen muy claro que la cama es suya y si algún día, su novio del jardín de infancia se la juega, más le vale agenciarse un saco de dormir porque le espera la alfombra, en el mejor de los casos.

Y yo, que tengo demasiada buena memoria aunque algunas cosas se me olvidan, agradecería un leve alzheimer prematuro, con todos mis respetos para los enfermos y familiares de semejante enfermedad, que yo también la he sufrido de cerca, que me haga olvidarme pronto de todos esos cuentos absurdos y centrarme en ser feliz, en no olvidar nunca los buenos momentos vividos sea con quien fuere y cuando fuere y tener el coraje y la voluntad, sin apenas dedicar muchos esfuerzos, para no darle tantas vueltas a las cosas y seguir disfrutando de cada día de mi vida sin tanto comerme el tarro, sin mirar atrás porque cierto es, al menos en mi caso, que he construído mi vida y mi autoestima basándome en los buenos ratos pasados, en los logros alcanzados y no en los príncipes desteñidos que se han ido cruzando por mi vida y quizá han colaborado de una manera u otra a hacerme sentir mejor, especial, estupenda pero no tienen todo el mérito que si fueran tan estupendos aún seguiría con ellos ¿o no?

Hoy me levanté como si me hubieran puesto un muelle, cosa poco habitual en mí que soy un tanto perezosa y cuando llegué al trabajo me acordé de aquella canción de Serrat: "Hoy puede ser un gran día" y que acaba con una frase lapidaria aunque la letra en general no tiene ningún desperdicio.

"Hoy puede ser un gran día... y mañana también".

Un saludo

6 comentarios:

Anónimo dijo...

bonjour Ari

au cas ou mon precedent commentaire se serait perdu dans les meandres du reseau: mpld4u@yahoo.fr du meme nom @AFF.
je vois que mes petits contes polissons t'ont inspires. Toutefois je nuancerais en rappellant que les contes polissons que je te propose ne s'adressent qu'aux grandes personnes. J'attends de tes nouvelles
bises
Morgan

Anónimo dijo...

He de reconocer, querida Ariadna (con esa "d" tan pero que tan sonora) que mi cuento favorito de cuando era pequeño era Peter Pan, y no, no vale, hacer chistes fáciles, aunque me los merezca. Pero es verdad, Peter Pan era un revolucionario, no hacía caso a los mayores, era querido por todos, le cantaban aquello de Following the leader, the leader, the leader. Que aunque suene muy mal, es de lo más encatador para todo Peter Pan que se precie. También me gustaba mucho Caperucita Roja, que tiene dobles y hasta triples lecturas, sobre todo en el original y más si te qudaste alucinado, como me pasó a mí con la película de Neil Jordan, "En compañía de lobos". Aunque, la verdad, ahora que lo pienso, no recuerdo que mi mamá me contase cuentos. Y ahí enlazamos con el otro tema, la memoria selectiva. Efectivamente tengo memoria selectiva. Y defensiva, y no porque borre los malos recuerdos, no, sino porque se transforman y se convierten en algo amable. O mejor dicho, y para enlazar con el inicio, en un cuento en el que uno ha sido el protagonista, en el que te pueden herir y hasta matar, pero luego viene el protagonista, ric rac, ric raca, o cura sana cura sana, y ya está, ya te puedes levantar otra vez. A mí me funciona. Por ahora, cruzo los dedos. Y por último, esa memoria, además, convierte en legendario todo aquello que sería de lo más normalillo. Pero sí, es que tengo una memoria muy guay.

Un besito, Ariadna.

Ariadna enredando dijo...

Bonsoir Morgan,

J´espere que tu entends bien l´espagnol parce que mon français c´est assez oublié, alors, si tu ne parle pas l´espagnol nous pouvons parler en anglais.

Bises,

Ariadna

Ariadna enredando dijo...

Respecto a mi amigo Gera... hoy mi post no va a ir de cuentos aunque Peter Pan tenía su encanto pero se ve que en mi época no había DVD y mi madre no se lo sabía. Ahora sí puedo recurrir a él y verlo, aunque sea el Capitan Hook.

Respecto a la peli que me comentas, me la apunto, me parece muchísimo más sugerente. Veremos a ver por donde sale mi post de hoy.

Sin duda, con lo que me quedo es con el último párrafo, -por llamarlo de alguna manera porque todo el comentario es un párrafo en sí mismo pero tú eres listo y sabes a qué parte me refiero :)- de tu comentario que sin desmerecer al resto... creo que es lo más práctico que mi pragmática personalidad puede agradecer ahora mismo.

Un besote

Anónimo dijo...

El veneno de los cuentos de hadas no ha sido lo que "has" interiorizado durante tanto tiempo como un accidente esperando a suceder, sino lo que "haz" logrado ejercer en ti bajo la influencia de los finales felices. Te pido que antes de seguir termines de liarte de forma cariñosa ese cigarrillo que se desliza en tus manos y cruces tus piernas de forma cómoda en ese sillón que tienes como confesionario.

... la fragilidad de las sensaciones creo que radica en el desconocimiento de los nuevos valores, la pérdida es solo la manifestación insegura de nuestra maduración como seres y se contrapone a la firmeza con que aprendíamos a descubrir el mundo cuando eramos pequeños ...

Ahora en palabras legibles:
tenemos la extraña necesidad de poner en duda y solo en momentos de crisis, nuestras percepciones acerca del mundo en el que nos estamos moviendo (...y en ese mundo), que se dilata constantemente durante una buena parte de nuestra vida; el que luego se va contrayendo poco a poco obligándonos a tomar (deseando) elecciones y dejando por el camino un ingente número de personajes que han ayudado poco a poco a configurarnos allí donde estemos en este momento... y eso se olvida, o no. Pero en este audaz fenómeno de convivencia hay una sola cuestión que se nos escapa de nuestros dominios: el deseo... y dentro de él, la pertenencia.

Aprendemos poco a poco el significado del sacrifio, por el otro, por los otros, por ellos. Aprendemos a dejarnos en esa pequeña nebulosa llamada recuerdo. Aprendemos a aprehender de forma errónea que quizá el mundo como lo entendemos es incapaz de reorganizarse, de mutar y de crear nuevas ideas, o nuevos valores.

No es fácil llegado el momento entender el por qué de las cosas, ya que sistemáticamente nos hemos acostumbrado a negarnos ver las cosas de otro modo, desde otra óptica... deberíamos jugar a un "gran hermano" morboso con nosotros mismos más lúdico y sano.

Y es nuestro imaginario el que a veces nos traiciona... y te lo vuelvo a preguntar: ¿hasta cuándo?

Por qué tanto inmovilismo? siendo que hay un mundo ahí fuera esperando por nosotros? por qué no aprendemos que dejando ir nos enriquece más a construir esa pequeña sonrisa que convive con nuestros miedos? cuándo comenzaremos a ser jardineros de nuestros miedos, mimarlos, darles agua, hablarles y permitirles que crezcan y que sean libres?

...if you trying to destroy him to save them, they´ll destroy you to save him...

siento ser tan etéreo pero en la universalidad de nuestros errores me comunico. no he tardado mucho en encontrarte, pero sí después de una sana digestión de este blog me atrevo a aportar ese granito de arena que tanto agradeces...

soy todo ojos.
eros

Ariadna enredando dijo...

Eros, creo que necesitaré tomarme mi tiempo para asimilar el contenido de tu comentario... de momento, empezaré por liarme ese cigarrillo y quizá después fumarlo.

Muchas gracias y un saludo,

Ariadna

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