19/7/09

Ensoñaciones...

Estoy tirada en la cama, medio aburrida, con ese aburrimiento que aparece cuando no hay nada en particular que me apetezca hacer, debiéramos llamarlo quizá pereza, y la única luz de algunas velas dispersas por todo mi cuarto y el incienso perfumando el aire con un toque a canela.

Las chicas no están aunque puede que una de ellas vuelva en cualquier momento y yo, con la puerta cerrada, semidesnuda, con una camiseta y un culotte negros de algodón por único atuendo, Me apoyo en el alféizar de la ventana como la muchacha del cuadro de Dalí, fumando un cigarro que me he entretenido en liar con cuidado y el máximo empeño en que resultara perfecto y con una copa de vino en la mano y una sensación de inmensa serenidad en los labios.

Me siento tranquila y al mismo tiempo empiezo a notar un cosquilleo en mis pechos redondos, se me erizan los pezones, quizá al contacto con el frío aluminio de la ventana y el cosquilleo baja a lo largo de mi columna y se pierde entre mis estrechas caderas, convertido al fin en humedad entre mis piernas.

No sé qué lo ha desatado y me vuelvo, miro a mi alrededor, he cambiado todos los muebles de sitio y orientación y me siento en otro lugar, este cuarto vuelve a ser todo mío y la cama se me antoja un lugar agradable y acogedor.

Vuelvo a mi cigarro y mi copa de vino, no hay música de fondo como casi siempre, sólo el ruido de la calle, los coches que pasan y los gritos de unas chicas que celebran un cumpleaños en la casa de enfrente. Me estremezco, mi cabeza, inconscientemente se ladea y ese cuello que tanto alaban se muestra bajo mi cabello recogido desenfadadamente y siento un cosquilleo…

… ésta imaginación mía que se desborda a veces cuando cae la noche…

Bebo un sorbo y siento un soplido en mi nuca, no hay nadie conmigo pero el vello se me eriza. Una caricia que no llega a tocarme pero siento recorrerme acaba en mi cintura, me he quedado muy delgada y más estrecha que nunca, mi cintura acentúa mis caderas y mis muslos parecen alargarse.

No puedo evitar acercar mi mano a uno de mis muslos mientras la otra aún sujeta ese cigarro que se va consumiendo, no fumo con ansia, lo disfruto y siento como el humo, en lugar de llegar a mi cabeza se convierte en una ligera brisa que baja por mi columna vertebral y se desvanece entre mis piernas y la sensación es tal que arquea mi espalda, mis hombros hacia atrás y mi cuello se empeña en ladear de nuevo mi cabeza. Dejo el cigarrillo en el borde del aluminio y me tumbo en la cama.

La mano que antes reposaba en mi muslo ahora asciende hacia mi pubis, la piel suave, la otra mano acaricia distraídamente mi pezón izquierdo. Me parece sentir otra mano acariciándome y me pierdo en una fantasía de piel y aromas… de fluidos que empiezan a brotar y una sensación intensa que me hace separar las piernas, con las rodillas flexionadas y me penetra con firmeza y suavidad al mismo tiempo.

Mi cuerpo, mi cuello, mis hombros, mis codos apoyados en la cama tras de mí, se rinden y después de un tiempo que no sabría determinar me hacen explotar con una dulzura infinita…

Te extraño….

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