18/7/09

Laberintos e hilos...

En respuesta a tu comentario en mi último post, Geratres, iba a contestarte lo siguiente pero al final quedó tan largo que decidí convertirlo en una nueva entrada. Ahí va...

Un laberinto es un lugar misterioso que nos atrae porque nos atrae el morbo del misterio, el reto que nos supone enfrentarnos a algo que nos da miedo y al mismo tiempo... cuánta seguridad nos daría pensar que podemos salir de él, como una droga que te va enganchando y sabes que puede terminar por destruirte y a veces lo hace y depende de tí, de tu voluntad, como tú dices, por volver a levantarte y resurgir de tus cenizas.

Hay drogas mucho más duras que las sustancias psicotrópicas que podamos consumir, bien fumadas, inyectadas... qué más da? algunas personas se convierten en una droga para nosotros, el amor en sí mismo, la sensación que nos da estar enamorados nos produce un estado de euforia y embobamiento, nos atrapa e incluso nos rejuvenece, ilumina nuestros ojos y nuestra piel pero tiene esa otra cara destructiva, como el laberinto que te invita a perderte y al mismo tiempo te advierte que corres el riesgo de no poder salir de él.

Yo soy frágil aunque parezca fuerte en la superficie, soy frágil y no me averguenza reconocerlo y en los últimos tiempos probé esa droga y me llevó al cielo durante un tiempo pero el síndrome de abstinencia fue muy duro y casi me destruye ¿y porqué? si yo soy fuerte y joven e incluso atractiva e inteligente. ¿Cómo es posible? ¿Qué resorte saltó dentro de mi cabeza para llegar a caer en un pozo de angustia y depresión del que apenas hoy me siento empezar a resurgir?¿Y si mañana vuelvo a caer en él? ¿Y si la sensación de bienestar, lucidez y serenidad que tengo ahora mismo mañana se desvanece?

Un laberinto, amigo Geratres, es como una droga, algo que te promete una salida pero te reta a encontrarla y puede que no la encuentres jamás y quizá mi moraleja en este caso sea... ¿en manos de quién dejé el hilo?¿ese hilo que no debería entregar nunca a ningún Teseo?¿ese hilo que me pertenece por ser la dueña de mi propio laberinto?

Al mismo tiempo me conozco, soy joven y al mismo tiempo ya no lo soy tanto y tengo tantas heridas en el alma que me cuesta creer que pueda volver a resurgir de mis cenizas y volver a volar y volver a ser feliz como lo he hecho después de todas y cada una de las heridas anteriores y un día te levantas y piensas... ¿qué hago yo aquí? Pero sí, volveré a levantarme con una nueva herida que empieza a cicatrizar y que sé que si le doy tiempo y cuidados un día no quedará más que una fina cicatriz apenas perceptible.

Quizá, Gera, este post tenga mucho de inconexo porque sigo buscando dónde dejé mi hilo, y espero recuperarlo para no volver a soltarlo jamás.
Mi laberinto sigue ahí y no se irá nunca, y el tuyo tampoco y todos tenemos un laberinto particular donde nos adentramos, quizá inconscientemente y alimentamos con nuestros miedos y fantasías y esperanzas.

Yo sé hoy que mi mayor miedo, mi mejor amiga, mi peor enemigo, soy yo misma pero sé que mientras recupere mi hilo dorado y sutil siempre encontraré el camino hacia la salida y siempre volverá a existir la amenaza de volver a perderme, como la curiosidad que mató al gato.

Un saludo y gracias por leerme...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

De nada. Siempre es agradable leer sujeto, verbo, predicado en orden y con sentido. Aunque se esté hecho un lío, es importante que el lío se pueda explicar. Yo, de ti, me dedicaría a escribir. Sí, ya sé, ya lo haces. Pero me refiero a arriesgarte a que esto sea más que un divertimento. Asumir el riesgo que yo no me he atrevido. Aunque, quién sabe, a lo mejor tengo suerte y un día de estos publico. Estás tocada por la sensibilidad necesaria para hacerlo. Y no es un halago gratuito. Tienes sensibilidad. ¿Y por qué no aprovecharla? Qué fácil es decirlo y qué difícil hacerlo. Así que mejor me callo y dejo de dar consejos. Que el mejor consejo, ya sabes cuál es: no darlos. En cuanto al laberinto, es cierto es una droga, una droga fantástica. Yo he buscado en él complicidad, sentimiento también, juego, sobre todo juego. Pero ya se sabe, uno entra, pero una vez estás dentro, todo se dispara y se descontrola y aquello que querías que fuese superficial y vanal, se transforma en profundo e inolvidable. Y se agradece que así sea, aunque sepas que en un momento u otro va a doler. Y llegará la pérdida y la tristeza. Ay! La trizteza. Qué hermosa que es la puñetera! Un beso en el laberinto.

Ariadna enredando dijo...

Particularmente, creo que la tristeza nos parece bella cuando no estamos inmersos en ella, cuando podemos elevarnos por encima de nosotros mismos y verla como un ave que planea a menor altura, tanto que con sus alas no nos deja ver más allá...

Gracias por tu comentario amigo Gera, yo también dejé uno en tu último post aunque ahora entraré a fisgar, poco antes de irme a dormir... a saber qué ensoñación me depositará hoy en brazos de morfeo y es posible que mientras me lío mi cigarrito, el último antes de dormir, ese que mejor sabe... se me ocurra un nuevo post. Debería llamarlo el cigarrito liado de la inspiración...

Por mi parte, ahora me encuentro bien, nada como el abrazo terapéutico de un amigo que no espera nada más de ti que tu amistad ¿verdad?

Anónimo dijo...

Yo debo ser un poco masoca, o como me llamó un día una amiga, "epiestoico", una divertida mezcla entre el hedonismo y una mínima capacidad de sufrimiento, eso decía ella, que como he dicho era amiga, o sea que su criterio estaba un poco contaminado. Pero volviendo al inicio, soy más bien raro raro en ese tema. A veces, la tristeza de la pérdida me llena, no sé explicarlo bien, supongo que es defensivo. ¿Has perdido? Vale. ¿Te vas a suicidar por ello? Pues no. ¿Entonces? ¿Qué le vamos a hacer? Quizá escuchar aquella canción evocativa hasta que te canses (que no lo harás), gritarla como un condenado. Y recordarla, sobre todo, recordar a aquella persona que no volverás a recuperar. Pero qué recuerdos, qué recuerdos más magníficos. Y es que tengo un problema, mi cerebro no está hecho para olvidar, aunque padezca de alzheimer de nacimiento y sea capaz de olvidar números y nombres con la velocidad del tiburón, simpre recuerdo la parte sustancial de la vida. Un besito.
P.S.: Escribiré 50 veces "banal va con la "b" de una simple banana".

Ariadna enredando dijo...

Amigo Gera,

He visto tu correo esta mañana gracias a mi relación quasi-esquizofrénica con el correo electrónico, ya sabes, no era bastante tener una cuenta para el trabajo, otra para el messenger, la de los correos estrictamente personales sino que además tengo algunas más, entre ellas la que uso exclusivamente para el blog que a su vez está redirigida a una de las anteriores... en fin, que en el trabajo no es plan de abrir mi blog y encontrarme con mi foto así en primera plana, demasiadas explicaciones que dar...

Caray, voy a tener que pensarme en escribir un nuevo post para contestarte ;D, sí, creo que así lo haré, primero el café que no he empezado la semana y ya llevo descontrol de sueño y tu comentario tiene miga como para contestar así a la ligera.

Un besote....

JoseIgnacioNet dijo...

Veo que realmente cuando utilizabas la terminología adictiva que comentabamos era por algo concreto, espero que mi puntualización no te resultára pedante, ya que tambien responde a algo concreto la utilización de mi terminología dependiente.
Así a grandes rasgos y desde una inseguridad actual bastante latente en lo que se refiere a mi capacidad de discernimiento sentimental, a lo único que llego con cierta seguridad, es al echo de creer que tanto el laberinto como el hilo, estan en nuestro interior. Esto no quiere decir para nada que tengamos asegurado su control, primero tendriamos que ser conscientes de su existencia antes de vernos perdidos en el primero y enredados por el segundo. La mente es a la vez una de las herramientas mas potentes que existen y tan frágil como una copa del mejor y mas delicado cristal. Es nuestra mejor aliada o la peor enemiga que podríamos imaginarnos, nos puede proporcionar el mayor de los placeres o convertirnos en la persona mas desgraciada del mundo. No sé donde está el secreto, estoy en ello, observación, preocuparse por lo realmente necesario, poco a poco se va aprendiendo. Es interesante(creo) aprender a vivir con lo bueno y con lo malo de la vida, por ejmplo las cicatrices te recuerdan por lo que no te gustaría volver a pasar, es bueno que curen pero no es bueno que desaparezcan.
No quisiera ponerme pesado en mi primer comentario en tu blog, así que lo dejaré aquí, no obstante amenazo con volver(si no te molesta). Un beso de un paisano.

Ariadna enredando dijo...

Jose Ignacio,

Ante todo me alegra que hayas pasado por aquí y me hayas dejado un comentario. Considero que un blog, al menos los míos, son un espacio libre donde hablar de lo que me apetezca y me irrita que nadie me exija expresarme en términos propios de un profesional de una rama que no soy.

Bien, ahora que empecé a tocar estos temas dejando los cuentos eróticos un poco al márgen, lo cierto es que sí, estoy de acuerdo contigo, todos llevamos un laberin to dentro en el que perdernos y nos perdemos solitos aunque pensemos que sea alguien externo quien nos empuja, todos tenemos a Ariadna y a su hilo dentro de nosotros y al Teseo que se enorgullece y vanagloria de haber matado al Minotauro...

La mente humana es algo complicado y hermoso a partes iguales.

Un beso

Google

Seguidores